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Emergencia: Patología dual

Publicado por María Gómez

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De un modo usual, cuando en algún momento de la vida coinciden en una misma persona la presencia de una conducta adictiva y un trastorno mental se aplicará la denominación de patología dual. Al hablar de adicciones se refiere al consumo de cualquier tipo de sustancia ya sea legal o ilegal así como a adicciones relacionadas con conductas o comportamientos descontrolados y perjudiciales como la ludopatía o la adicción al sexo. Sin embargo, la adicción por antonomasia en este tipo de patología es la drogodependencia.

Respecto al trastorno mental, se incluyen prácticamente todos por lo que no se excluye ningún tipo de desequilibrio mental asociado a la adicción.

En numerosas ocasiones, la sociedad no es consciente ni entiende esta intersección de circunstancias que suponen esta patología por lo que el paciente es todavía más marginado.

El drama que supone ser adicto se acentúa con la convivencia difícil de un trastorno mental. Como consecuencia, es frecuente que estos pacientes entren y salgan de los hospitales por necesitar ser ingresados cuando se produce un brote que impide el transcurso de una vida con relativa normalidad.

La complejidad de esta patología dificulta enormemente abordar la terapia de una forma concreta o siguiendo un protocolo establecido.

No obstante, las intervenciones se suelen plantear bajo las premisas de tres tipos de esquemas. El más practicado es el tratamiento secuencial, en el que primero se trata una de las patologías, priorizando aquella que sea considerada más urgente de resolver o bien más adecuada siguiendo el criterio del profesional clínico.

Otra opción es actuar en paralelo donde el paciente es tratado simultáneamente de ambas afecciones. Requiere un alto grado de coordinación que no siempre es fácil de obtener, por lo que este planteamiento habrá de ser diseñado cuidadosamente.

La alternativa más lógica y conveniente pasaría por integrar los tratamientos en un mismo programa agrupando y unificando intervenciones y criterios. Por tanto, se pone de manifiesto la necesidad de un enfoque multidisciplinar.

Por otro lado, es preciso hacer un llamamiento en este sentido ya que teniendo en cuenta que las conductas adictivas se están incrementando peligrosamente, adelantándose la edad de inicio, se deberían tomar acciones en esta dirección  lo antes posible si queremos evitar que se convierte en el mal del futuro.

Por supuesto, abogamos por el papel fundamental de la educación como medida de prevención por excelencia.

Respecto al desempeño laboral, los profesionales que opten por dedicarse a este campo de la psicología clínica tendrán que superar una formación especializada. Es un trastorno muy heterogéneo y requiere una atención específica de cada caso. Es frecuente que no sea posible realizar terapias compartidas o de grupo, dependiendo del grado de afectación y de gravedad. No obstante, a medida que vaya evolucionando el tratamiento, el paciente deberá ir incorporándose a la convivencia en su entorno familiar, social, y más tarde, laboral.

No apartemos la vista ante este tipo de situaciones problemáticas porque, desgraciadamente, está a la orden del día tanto en medios de comunicación como en centros de atención de salud mental.