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Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir

Publicado por Malena

Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir

Antes del comienzo de la segunda guerra mundial y durante su transcurso, surgió en Europa un movimiento de intelectuales deseosos de expresar, cada uno desde su ámbito, las señales del cambio.

La guerra les permitió desarrollar su trabajo a través de distintos medios culturales como la literatura, el periodismo, el teatro y la filosofía.

Los filósofos desde siempre han expresado la realidad de cada época, proponiendo nuevas formas de ver el mundo, a partir de los cambios políticos, económicos y sociales que se producen a lo largo de la historia.

Jean Paul Sartre (1905-1980) y Simone de Beauvoir(1908-1986) fueron dos escritores famosos en Francia, reconocidos mundialmente.

Sartre, principal representante del existencialismo en Francia, fue más conocido como novelista y escritor de obras de teatro que como filósofo.

Se pueden distinguir dos etapas en su desarrollo filosófico: la primera, la existencialista propiamente dicha y la segunda que se caracteriza por su acercamiento al marxismo.

Fue dado de baja en el ejército debido a una severa disminución visual provocada por un estrabismo pronunciado que lo dejó ciego de un ojo. Era bajo de estatura y poco agraciado, sin embargo, su personalidad compensaba su inferioridad física.

Simone y Jean Paul vivieron una época en que las libertades individuales eran cercenadas debido a la ocupación nazi y cuando la discriminación racial hacía estragos, mientras la Iglesia comenzaba a mostrar signos de decadencia y las ideas marxistas se diseminaban por toda Europa.

Frente al desamparo, surge una nueva perspectiva del hombre como un ser que primero existe y que luego Es, sin ningún Dios como excusa y con la plena responsabilidad de sus propias decisiones.

Por su lado, Simone de Beauvoir, que admiraba profundamente a Sartre, desarrolla una producción literaria con obras como “El segundo sexo”, ensayo sobre el feminismo en el que analiza en profundidad el rol de la mujer en la sociedad; “La vejez” y novelas como “La invitada”; “La sangre de los otros”; “Los Mandarines”, algunas autobiografías.

Sartre y Beauvoir eran intelectos gemelos unidos por intereses intelectuales comunes y por una plena comprensión mutua.

Ambos eran la representación fiel del amor libre, manteniendo una relación coherente con su filosofía de la vida y tratando de unir el amor y la libertad.

Pero no les fue fácil porque necesitaron disociarse y vivir sus pasiones con otras personas.

Simone tuvo que enfrentar la disyuntiva de tener que elegir entre el amor apasionado que sentía por Nelson Algren y la libertad; y este desconcierto la obligó a vivir una etapa de confusión sin poder decidirse; hasta que finalmente eligió la libertad, quedándose junto a Sartre y dejando ir a quien la había conmovido emocionalmente al punto de dudar de sus propias convicciones y no poder comprender sus propios sentimientos.

Criada en el seno de una familia formal, cuya madre era católica, pudo evaluar las limitaciones que tenían que soportar las mujeres casadas en su propio hogar, con un padre ateo que se consideraba dueño de su mujer, y esa fue básicamente la motivación principal de su lucha por la reivindicación de la mujer.

Jamás se casó ni quiso tener hijos renunciando a la pasión que sintió por Algren quien le llegó a proponer matrimonio y radicarse en los Estados Unidos.

Se quedó en Francia y compartió su vida con Sartre hasta el fallecimiento de éste, y aunque no vivían juntos se veían todos los días.