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Receta de optimismo

Publicado por María Gómez

optimism-649723_1280La crisis económica mundial que estamos sufriendo nos impide disfrutar del presente y tener una perspectiva ilusionista del futuro. Hemos tenido que reajustar nuestra economía doméstica, agravándose en algunos casos hasta soportar la pérdida de la casa. Cada persona interpreta subjetivamente los mismos hechos y cada una reacciona ante ellos de forma particular.

A pesar de las dificultades, encontramos personas que se crecen frente a la adversidad, se hacen más fuertes, son resilientes. Es más, suelen remontar con más fuerza y su éxito en la vida depende sólo de ellos. En definitiva, ven el vaso siempre medio lleno. No forman un grupo exclusivo de difícil acceso, ni hacen brujería cuando nadie les ve, sino que han desarrollado a lo largo de la vida ciertas habilidades de afrontamiento estrechamente relacionadas con el optimismo.

La báscula del binomio optimista-pesimista se decantará hacia un lado u otro según los ingredientes que incluyamos en cada extremo. Las cantidades de esos ingredientes estarán determinadas por nuestras actuaciones pasadas, presentes y futuras. Al final del experimento, los argumentos caerán por su propio peso animándote a persistir en tu enfoque positivo o, alentándote a modificar tus planteamientos ante la vida en aras de deshacerte de obstáculos que te impiden sentir tu vida como plena.

Ayer

Para dilucidar la inclinación optimista de alguien, pregúntale acerca de sus recuerdos. Desde la infancia hasta el momento actual, te relatará sus experiencias más provechosas, sus triunfos personales, sus mejores sensaciones retenidas. Esta elaboración protege de las frustraciones porque sus mecanismos excluyen estrategias autoinculpatorias extremas respecto de sus equivocaciones  y promueven la aparición de sentimientos de eficacia ante circunstancias concretas aun cuando el resultado no fuera el óptimo.

Hoy

Escucha a quien te quiera contar. Su manera de explicar un hecho, especialmente un incidente adverso, será una señal de su disposición en el binomio.

Si confiesa que no consigue reponerse y que no confía en poder recuperarse, habrás detectado a un pesimista. también te dirá que esta eventualidad no es tal, porque sus consecuencias permanecerán si no para siempre, casi. por tanto, te hará saber que su vida ha sido lesionada gravemente.  Y, claro, todo habrá sucedido por su culpa sin poder remediarlo.

En oposición, si te expone que, tras un determinado tiempo, siente que se irá difuminando la huella que ese trance ha impreso en su persona, tendrás ante ti a un optimista. Asumirá el fracaso como algo puntual y cerrará capítulo. Asimismo, aceptará su grado de responsabilidad ponderando la de los demás y no se verá abrumado por la culpa.

Mañana

Tantea a alguien indicándole que visualice su futuro. Es posible que opte por confesarte una perspectiva cargada de anhelos y ambiciones, incluso puede hacerte partícipe de los planes que ha esbozado para que se hagan realidad. Así conciben el mañana los optimistas.

Por contra, hay quien expone un panorama desolador, lleno de lamentos y vacío de ilusiones. Seguramente, no encontrará impulso alguno para salir de ese círculo vicioso de negatividad, como buen pesimista que es.

 

sky-322843_1280En definitiva, es una cuestión de prisma. Escogemos uno cada vez que tenemos que mirar la vida y enfrentarnos a sus inclemencias. Es verdad que , en ocasiones, no contamos con aptitudes necesarias para elegir el correcto, así que escogemos el que tenemos más a mano, o el que estamos acostumbrados a utilizar, hasta que se nos olvida que tenemos una alternativa. En caso de que ésto le suceda al optimista, dejémosle transitar por su sendero, va por el buen camino. Pero si es el pesimista el que nunca mira con el prisma positivo, se verá privado de millones de oportunidades a lo largo de su vida.

Por ello, fomentemos el desarrollo del pensamiento positivo desde la infancia dando ejemplo, proporcionando situaciones de aprendizaje y promoviendo cambios con empeño cuando lo estimemos necesario. Instauremos el razonamiento positivo y los sentimientos positivos como principios para hacer del optimismo una vocación.