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El Compromiso

Publicado por Malena

El hombre solo Estamos en una etapa de la civilización en que los individuos prefieren estar solos.

El hombre es un ser gregario y necesita de los otros para ser quien es, sin embargo, en las ciudades modernas cada día hay más solitarios.

Muchos atribuyen esta característica a las dificultades que acarrea el compromiso con otras personas, que supuestamente atentan contra la libertad individual.

Vemos a diario todo de tipo de actividades destinadas a personas solas, viajes, deportes, salidas nocturnas, etc., y hasta se construyen departamentos exclusivamente para una sola persona.

Por otro lado, tanto los hombres como las mujeres se casan menos que antes. Se van a vivir juntos para conocerse, sin compromiso, y luego, si no se cumplen las expectativas se separan sin problemas.

También las parejas tienen menos hijos porque sin lugar a dudas son ataduras, responsabilidades, cargas de familia para sostener y la gran mayoría no está dispuesta a enfrentar todo esto.

Pero gracias a ese estilo de vida, los psicólogos y los psiquiatras tenemos más trabajo.

Hoy en día tomar antidepresivos es más una regla que una excepción. Los ansiolíticos y los hipnóticos para dormir se venden como pan caliente. La realidad actual es que mucha gente joven no puede dormir, sufre de ansiedad y está con depresión.

Es un hecho real que el hombre se ha apartado de la naturaleza y está tomando un rumbo que no es el correcto.

El ser para sí mismo es una ilusión. Si el otro no existiera no tendríamos conciencia de nosotros mismos. El otro es el primer paso hacia Dios.

Un cuento para pensar

La Navidad de Alejandro Reyes

Don Alejandro Reyes era un hombre de Pergamino. Tenía mujer e hijos, pero no vivían con él porque no se había casado. Solamente los veía para Navidad por compromiso, y no les hacía faltar nada, pero los privaba de su presencia que era esquiva.

El hombre decía que no se quería encariñar porque le tenía miedo al desengaño y por esa razón estaba siempre solo.

Era Nochebuena y estaba sentado en la sala leyendo el diario cuando escuchó un ruido extraño afuera. Se levantó de su asiento con desgano y salió a la galería para ver qué pasaba.

Ya estaba bastante oscuro y un viento helado lo hizo estremecer. Le pareció raro porque era verano, pero siguió avanzando y por las dudas hacía ruido con los pies, no fuera que alguien estuviera acechándolo para sorprenderlo.

Le pareció que no había nadie cerca porque el silencio lo envolvió, hasta que pudo ver una sombra que se acercaba.

Entonces, ocurrió algo inesperado, se encontró cara a cara con la muerte, que tenía forma de mujer.

Cuando le preguntó sin palabras a quién venía a buscar, le contestó que a él, porque la había llamado, ya que esa misma noche se quitaría la vida.

Don Alejandro Reyes se dio cuenta que no mentía y entonces quiso saber si tenía tiempo para arrepentirse.

-Yo no me llevo a nadie que no quiera venir, le dijo ella, y se alejó lentamente desapareciendo en la noche oscura.

Al día siguiente, para Navidad, Don Alejandro Reyes y su mujer se casaron.