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El Examen – Parte I

Publicado por Malena

El Examen-Parte I

En los exámenes no hay que mostrarse pusilánime, porque la presencia tiene influencia.

La situación de examen siempre se asocia con el temor al fracaso, pero la mayoría desconoce que de muchos fracasos están hechos los éxitos.

El estudiante universitario que no faltó a clase, tomó buenos apuntes y leyó los temas en la bibliografía recomendada por los profesores, desde el punto de vista de la lógica no debería fracasar y el examen no sería considerado una situación de stress sino que se convertiría en una oportunidad para expresarse.

Algunos estudiantes no entienden las preguntas de examen. No tiene el mismo significado la consigna “describa” que “analice”, “identifique”, “compare”, “comente”, “opine”, o “relacione”.

Si una pregunta comprende muchos temas para explicar hay que ser breve con cada uno de ellos, si fuera un solo tema hay que incluir los detalles.

Si la prueba pide comparar o relacionar dos fenómenos no es suficiente definirlos por separado sino que se hace necesario mencionar la relación entre ambos. Las relaciones puedes ser de igualdad, de diferencia o de influencia.

Es importante contestar las preguntas en forma organizada empezando por una frase global como respuesta, la cual deberá ser explicada y sustentada, tanto con detalles como con ejemplos, tratando de demostrar la forma en que se ha llegado a la afirmación.

Los hechos deberán ubicarse en tiempo y espacio sin necesidad de consignar lugares precisos o fechas exactas.

No es suficiente limitarse a describir hechos sin explicar por qué ocurrieron.

Se recomienda no dejar preguntas sin contestar ya que es mejor arriesgar una conjetura que no escribir nada. Los profesores también evalúan la capacidad del alumno para contestar preguntas por simple deducción o por intuición.

Resulta operativo repartir el tiempo para contestar cada pregunta, sin detenerse más de la cuenta en los obstáculos ni meterse en terreno pantanoso que no se conoce bien

empezando siempre por las más fáciles.

Para preparar una materia libre se necesita un mes y para una materia que se ha regularizado con asistencia a las clases, el tiempo para el repaso final demandará una semana.

Cuando se superponen dos fecha de exámenes diferentes se deberá dedicar dos horas por la mañana a una y dos horas por la tarde a la otra. Es importante dejar un intervalo amplio entre ambas.

Si el estudiante ha estudiado durante el año o el semestre, solamente necesitará dedicarle dos horas por día a cada materia regularizada y le dedicará la última semana antes del examen. Se entiende que esto es posible si cuenta con todo el material de lectura a su disposición y bien organizado.

Es necesario tener el programa de la materia y seguir paso a paso tratando de reconocer todo su contenido, punto por punto.

Se procederá a dividir las unidades del programa por los días de la semana que se dedicará al repaso y se estudiará sólo dos horas por días, que desde el punto de vista técnico es más que suficiente.

Se descuenta que el resultado que se obtendrá será favorable y seguro, con un rendimiento eficaz y un esfuerzo mínimo.

La experiencia de examen nos prepara para la vida donde todos los días estamos dando exámenes de distinta clase que nadie puede eludir.

Un examen en el sentido académico es la posibilidad de demostrar lo que uno ha aprendido y nos da la oportunidad de expresar nuestro propio criterio y de esa manera no olvidarnos nunca más de ese tema.

La preocupación por los resultados es la condición que se necesita para bloquearse mentalmente. Es mejor entregarse a esa experiencia y vivirla como un desafío, que como todos los desafíos demandan audacia y creatividad.