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La Educación Sexual en la escuela

Publicado por Malena

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Ya está vigente la ley de educación sexual y docentes de escuelas laicas, católicas y de otros credos están asistiendo a jornadas de capacitación en un colegio religioso del barrio de Belgrano para debatir la mejor forma de transmitir a los alumnos los contenidos. La diversidad de criterios para evaluar el modo de exponerlos ha sido siempre el principal escollo de este tratamiento.

Es un avance muy importante porque aunque muchas escuelas ya estaban impartiendo estos conocimientos, en la mayoría era un tema tabú al margen de los programas existentes.

El ser humano es la única especie que no puede aprender conductas sexuales imitando a sus progenitores, por cuestiones de educación y por formar parte de un grupo social más numeroso y complejo; y sería contraproducente que lo hicieran porque podría llegar a afectarlos seriamente, y también sabemos que para las demás especies es un comportamiento más, que adquieren por imitación durante su primera etapa de vida.

En mi experiencia como psicóloga clínica pude comprobar la absoluta ignorancia sobre este tema tanto en los jóvenes como en los adultos, no obstante la difusión masiva en los medios, que a mi entender no proporciona información adecuada sino que sólo produce estragos.

La exhibición de escenas eróticas, muchas veces vacías de un contenido que justifique la armonía de una trama, casi siempre están vinculadas a la violencia y pocas veces se relacionan con los sentimientos.

Por el contrario, lo más normal en el cine o en la televisión es ver un acto sexual explícito, a cualquier hora, que se asemeja mucho más a un ejercicio físico que a un comportamiento que exprese algún afecto. Es más, muchas veces se intenta transmitir las bondades del sexo para rejuvenecer o para adelgazar, como una técnica más.

Tanto en el cine como en la televisión abundan las escenas de sexo, muchas veces al alcance de niños de corta edad que no están preparados para observarlas.

Los menores se suelen excitar desde muy chicos ante una estimulación visual temprana y su mayor problema radica en que esa invasión de excitación para ellos aún es inmanejable; por lo tanto suele resultar nociva, dado que los mecanismos de defensa más maduros aún no están desarrollados, y en su necesidad de descargar la tensión pueden adoptar conductas perversas.

Según la definición del diccionario de Psicoanálisis, de Laplanche y Pontalis, la conducta perversa se refiere a una desviación con respecto al acto sexual “normal”, Acto sexual normal se define como coito dirigido a obtener el orgasmo por penetración genital, con una persona del sexo opuesto.

Se dice que existe perversión: cuando el orgasmo se obtiene con otros objetos sexuales(significa personas o animales) como la homosexualidad, paidofilia, bestialidad, etc.; o por medio de otras zonas corporales (que no es la vagina) (por ejemplo, coito anal); o cuando el orgasmo se subordina imperiosamente a ciertas condiciones extrínsecas (fetichismo, transvestismo, veedismo, sadomasoquismo); que pueden incluso proporcionar por si solas el placer sexual.

De un modo más general, se designa como perversión el conjunto del comportamiento psicosexual que acompaña a tales atipias en la obtención del placer sexual.

Antes de Freud e incluso en nuestros días el término perversión se utilizaba y se sigue utilizando para designar “desviaciones” del instinto, definido como un comportamiento preformado, propio de una determinada especie y relativamente invariable en cuanto a su realización y a su objeto.

Esta definición no incluye ninguna valoración moral ni indica un carácter de crueldad ni malignidad a otras formas de sexualidad dado que el término perversión es muchas veces utilizado para definir una gran variedad de formas valorativas que no se relacionan con la conducta sexual.

Es necesario dar a la sexualidad un sentido estrictamente humano, sin desvincularlo de los valores de la especie ni de los sentimientos, para lograr una expresión que nos haga más felices y menos enfermos.