Psicología
Inicio General La Seguridad y la Felicidad

La Seguridad y la Felicidad

Publicado por Malena

La Seguridad y la Felicidad

“Tener amplia seguridad no garantiza felicidad”

La seguridad absoluta en este mundo es una ilusión, por lo tanto es imposible garantizarla; pero los gobiernos pueden prevenir situaciones de riesgo asegurando el cuidado de la salud, controlando a la delincuencia y educando a su pueblo.

La seguridad por si sola no nos proporciona felicidad, por lo menos eso es lo que las encuestas confirman en investigaciones recientes.

Nos preocupa la seguridad con relación al tema de la supervivencia, la delincuencia, la vivienda, la continuidad en el trabajo, el mantenimiento de la salud y nuestras relaciones afectivas.

Todas las personas tienen el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. ¿Cómo nos sentimos cuando los gobiernos no brindan todo eso y cuando sí lo hacen?

¿Cómo se hace para ser feliz durante el período de vida que hoy se ha ampliado a mucho más de setenta años cuando antiguamente sólo alcanzaba los 35 años?

Las religiones minimizan la felicidad, sin embargo la gente en general no podría vivir sin esa esperanza; pero aciertan cuando afirman que no la podemos encontrar afuera sino que es un sentimiento interior.

El miedo externo vinculado a los atentados terroristas, a la delincuencia, a las guerras, o luchas étnicas, es razonable y parecería ser un obstáculo para ser feliz, sin embargo no es suficiente para quitarnos la alegría interior.

Una cara sonriente expresa un estado de ánimo feliz y mantener la sonrisa produce liberación de hormonas que equilibran la salud e inclusive ayudan a recuperarla cuando se ha perdido.

Los habitantes de los distintos países poseen una personalidad colectiva llamada sintalidad. Es un modo de ser y de sentir que se manifiesta en forma generalizada y que se puede medir por medio de encuestas.

El clima es un factor que puede estimular un mejor estado de ánimo pero no es suficiente para ser feliz.

Además, es importante considerar que la felicidad no es un estado constante, sino una serie de momentos que se experimentan a lo largo de la vida. La felicidad puede ser efímera, y a menudo se encuentra en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, como compartir una comida con amigos o familiares, disfrutar de una buena lectura o simplemente apreciar la belleza de la naturaleza.

Según Peter Singer, profesor de Bioética de la Universidad de Princeton y emérito de la Universidad de Melbourne, sonreír alienta a las personas a relacionarse y a sentirse más segura, reduciendo los temores sobre la inseguridad.

En Colombia, a pesar de las guerras internas, y en Brasil, donde existen grandes bolsones de pobreza, los sectores de población encuestados declararon ser más felices que los franceses o japoneses, países que gozan de mayor seguridad y nivel de ingresos.

Relacionarse y sentirse libre ayuda a ser feliz, y la seguridad no alcanza.

Los que viven en Nueva Zelanda parecen ser más felices que los norteamericanos, aunque ganen menos.

Estos estudios comparativos demuestran que la seguridad no es garantía de felicidad, porque a medida que los ingresos suben disminuye el tiempo libre y hay menos posibilidades para disfrutar y ser feliz.

En la Universidad de Harvard, el profesor de Psicología Tal Ben-Shachar, creó un curso sobre la felicidad. Las preguntas que tenían que responder los alumnos se referían básicamente al cuestionamiento común que se hace todo ser humano: ¿Soy auténtico y disfruto de la vida?

¿Por qué los daneses son más felices con menos sol y más frío, que los españoles, los italianos, los portugueses y los griegos?

Según un sondeo de Cambridge de 20.000 ciudadanos de 180 regiones de la Unión Europea. los habitantes de los países bajos de Europa, los finlandeses, los islandeses, los suecos, los austriacos, los luxemburgueses y los británicos son más felices que los europeos del Sur.

Esa Universidad creó el Instituto del Bienestar, dedicado al estudio de la felicidad.

Para ser feliz es importante la confianza en la sociedad, en los gobiernos, en las leyes pero también en si mismo.

En los países del Este los nuevos europeos se declaran menos felices. En este caso existe incertidumbre laboral e insatisfacción en el trabajo, pero también sus respuestas pudieron estar influenciadas por el pudor y la desconfianza.

En España pocos creen que los políticos sean capaces de trabajar para lograr la felicidad de la población y no se declaran felices.

La aparente felicidad que parece proporcionar el mundo externo no alcanza para sentir lo mismo por dentro.

Además, es importante destacar que la felicidad no es un destino final, sino un camino que se recorre a lo largo de la vida. La felicidad no es algo que se logra una vez y luego se mantiene para siempre, sino que es un estado que se construye y se mantiene a través de las acciones y decisiones que tomamos cada día.

La felicidad también se relaciona con la capacidad de adaptarse a las circunstancias cambiantes de la vida. Las personas que son capaces de adaptarse a los cambios y enfrentar los desafíos con una actitud positiva suelen ser más felices.

En este sentido, la felicidad no es algo que se pueda comprar o garantizar a través de la seguridad material. La felicidad es un estado interno que se cultiva a través de la gratitud, la aceptación, el amor propio y la conexión con los demás.

Por lo tanto, aunque la seguridad puede proporcionar una base para la felicidad, no es suficiente por sí sola. La felicidad requiere un enfoque más holístico que incluya la satisfacción personal, las relaciones saludables, el sentido de propósito y la capacidad de adaptarse y crecer frente a los desafíos de la vida.