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Acto y lógica de la cura

Publicado por Betina Ganim

amor y pulsion

La clínica con la que nos confrontamos los analistas nos muestra un real muy diferente según el punto del mapa en el que inscribimos nuestra práctica. De esto no hay duda, y se verifica cuando uno trabaja en lugares done del psicoanálisis se lo piensa «pasado de moda», o algo más bien del orden de la filosofía. En lugares donde la demanda es complicada o porque ese da con pocas referencias al psicoanálisis, o cuando esa demanda parte de instituciones, o está marcada por demandas muy variadas. Es así que pensando en la lógica de la cura, y en esos pasos lógicos que les he transmitido en este blog, no es para nada sencillo conseguir siquiera se de el «paso 1».

Respecto de las entradas en análisis, también nos llevamos varias sorpresas, en tanto trabajamos el uno por uno, el caso por caso, las generalidades sobran, o son insuficientes…Sabemos que se entra por un efecto de división subjetiva, pero el «entre medio», lo que viene después, el medio juego del que nos hablaba Freud en su metáfora del ajedrez, se trata de toda una clínica a desarrollar.

La cuestión es cómo enlazar el paso 2 de un análisis con el paso 3, que nos lleva a la idea de un final de análisis. Y esto ha tenido y sigue teniendo todo su debate, todo su trabajo y su desarrollo en la comunidad analítica, fundamentalmente con el dispositivo del pase, y los testimonios de los analistas, en los que se intenta dar cuenta de estos pasos lógicos que ha habido en la cura de cada uno.

En tanto analista, para que el hecho de que hay un final no lo paralice, basta con tener en el horizonte ese punto de imposible de decir, para que sea motor de una lógica. Una manera de decirlo, es que como analista ir ubicando en un paciente eso que resulta incurable.

Por ejemplo: sabemos que se trata de un paciente con una estructura obsesiva y empieza a dar sus vueltas, sus recorridos propios, a veces por problemas agudos de la vida cotidiana, otras veces como tareas de rememoración que llevan a la construcción de cómo eso funcionaba en la neurosis infantil, los distintos personajes de sus «mitos», etc. Hay acontecimientos también, porque la persona se casa, o tiene hijos, o se separa, o se recibe de abogado…es decir, trae esas cosas también su análisis. Y en estos recorridos el analista puede ir situando, puntuando, cómo ese sujeto responde siempre de la misma manera, etc.

El punto 3, desde el analista se puede ir circunscribiendo como un punto de fracaso. A través de esos recorridos uno se va acercando al nudo y cómo en ese nudo siguen estando todas las mismas condiciones del caso. No importa que sea bajo formas muy reducidas, que primero son formas patéticas, que llevan tiempo contarlas, y se despliega después de dos años el síntoma… Se van produciendo desplazamientos, presentaciones de formas nuevas, más tranquilas, que afectan menos la vida del sujeto, se encuentra mejor ubicado en los discursos y ha superado varias cosas.

Sin embargo, cada vez, en pequeños materiales más reducidos, esto vuelve a presentarse, y el analista siente que de su lado no hay más recursos…vía la interpretación. Es ahí donde ubicamos la cuestión del acto analítico.

INDART, J.C. «La lógica de la cura» Seminario, 1993