Psicología
Inicio Psicoanálisis Asimetrías

Asimetrías

Publicado por Betina Ganim

Lacan, cuando empieza a trabajar la idea de que «no hay relación sexual»(porque aquella primera lectura queda como que hay relación sexual, los remito a posts anteriores) empieza a darle otra vuelta.

Porque esa convergencia en ella (mujer) hace pensar de que si él (hombre) no tuviera (falo) un encuentro sería posible. Existiría así la relación sexual.

En el Seminario 18 (De un discurso que no fuera del semblante) tenemos otro modo de entender la asimetría.

Lacan dice que en la mujer hay una subjetivación particular: una disyunción entre el goce y el semblante.

En el hombre habría más bien una equivalencia entre el goce y el semblante; ya que no tiene otra forma de acceder al goce si no es a través de ese semblante.

Lacan dice que ella sabe que a lo que el hombre aspira es a ese semblante que ella encarna. Por encarnar ese semblante, ella sabe qué es el goce y qué es el semblante.

Ella sabe que si arma tal tipo de mascarada (por ejemplo se pone una mini falda, tacones y se maquilla) sabe que a él lo va a calentar, lo va a excitar, lo va a causar (ser el arco iris para él, se disfraza de falo) Y ella tiene un saber de cómo armarlo, a través de por ejemplo, identificaciones que lo causan. Y al mismo tiempo, sabe que eso es diferente del goce.

Hay que tener en cuenta también el manejo del semblante. No sólo es el semblante, sino cómo se hace uso de los semblantes.

Lo que ella sabe también es que de lo que él goza es de una creencia: que quiere sostenerse engañado. Él cree que ahí está el secreto del goce sexual, el de él, pero también el de ella.

En el Seminario 20, Aún, Lacan nos habla de la “hora de la verdad”: él se entera de que su goce no va más allá del semblante. Por eso, del lado de ella siempre hay un empuje de ir más allá del semblante, porque está en posición de saber de la diferencia.

asimetrias

Si sos hombre, vas a ver el semblante del goce en ella, en una mujer. Pero si la tuvo, y llegó la hora de la verdad, se da cuenta de que el goce es del semblante; ahí él se queja: “bueno, no era esa”.

La infidelidad a nivel del amor, en el hombre, es la búsqueda de un goce que vaya más allá del semblante.

Ella lo seguirá buscando, pero a nivel del amor (en él o en otro), pero entendido como un goce más allá del semblante.

El amor entonces es como algo que va más allá del semblante.

La no relación sexual es la no relación del goce con el semblante. Lo que la mujer tiene es un saber sobre esa diferencia -y del manejo que ella hace de eso. Ese saber a él se le va a volver siempre sintomático.

Toda la clínica de los malestares masculinos proviene de la conjunción del goce y el semblante.

FUENTE: SUAREZ, NESTOR E. Seminario «Lacan contra Todo» (inédito)