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Comunicación y lenguaje

Publicado por Betina Ganim

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Respecto de Gregory Bateson, que es una referencia que Lacan toma en el Seminario 5, podemos leer que por un lado Lacan lo elogia; es decir, elogia sus elucubraciones, ya que este antropólogo toma el lenguaje para explicar la psicosis. Y lo elogia en este punto, en que es un científico que se desprende de la teoría genética para introducir la dimensión que Lacan hacía tiempo venía comunicando: la importancia del lenguaje en la estructura psíquica.

La cuestión es que Bateson vincula la psicosis a la relación madre-hijo y a los mensaje contradictorios, una doble significación en la base psicopatológica de las psicosis.

Pero Lacan retoma este trabajo para decir que no s errata de dos significaciones, de las cuales una se usa para defenderse de la otra; eso sería como pensar el síntoma desde Freud: que el sujeto, como no tolera esa significación de lo que le dice la madre, le da otra significación para defenderse de aquella. En eso estaríamos en el Freud clásico, por decirlo de algún modo.

Por eso hay una insistencia en Lacan: no se trata de eso, sino que son dos significaciones a la par, completamente paradojales, de las que el sujeto se encuentra sin posibilidad de responder ni por una ni por otra. No hay que entenderlo como una respuesta sintomática del niño.

Si fuese una respuesta sintomática no habría psicosis, estaríamos en el campo de la represión y la neurosis.

Entonces, hasta este punto Lacan elogia a Bateson; pero la crítica empieza en relación a la teoría de la comunicación. Esos eran desarrollos teóricos pioneros, importantes en Estados Unidos.

Lacan inclusive se había enterado rápidamente de la teoría de la comunicación, de las diversas aplicaciones de la teoría de la comunicación, por ejemplo por Jakobson, que fue un lingüista que no tenía ningún modelo de la comunicación.

Se trata del tan conocido esquema de la comunicación: código, emisor, receptor, mensaje, referente. Bateson aplica esto a la esquizofrenia.

Pero todo ese modelo es un modelo donde el mensaje y los códigos funcionan con una noción de signos. Entonces, como todo buen signo, implica que a un significante le corresponde una significación.

Sabemos que la teoría del significante en Lacan es opuesta a esta postura de la teoría de la comunicación clásica. Lo que Lacan empieza a decir es que esto es insuficiente, que hay que explorar más la dimensión determinista de esto que es propiamente la del significante.

Pero es verdad que si justamente el significante se desplaza produciendo todo tipo de sentidos que no sabes donde paran, y es cierto también que en un determinado momento tiene que pasar algo que enganche con algo, y que por un momento, al menos, tenga una significación determinada (efecto metafórico)

Pero lo importante es que todo esto le sirve a Lacan para su idea de que tiene que haber un significante distinto, medio especial dentro del sistema de los significantes, que precipite temporáneamente, una cierta univocidad de una significación. Se trata del Significante del Nombre del Padre.

FUENTE: LACAN, J. ELSEMINARIO, Libro 5 «Las formaciones del inconsciente»