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Desangustiar

Publicado por Betina Ganim

desangustiarHay en psicoanálisis una pregunta que la medicina no se hace.

Básicamente, el síntoma, fundamental en un análisis, la medicina intenta suprimirlo. Lo mismo ocurre con la angustia, la orientación del médico es eliminarla, al igual que cualquier síntoma.

En psicoanálisis un síntoma se elimina solo cuando se ha establecido cuál es su función para el sujeto. Y diferenciamos radicalmente el síntoma de la angustai; sus funciones son totalmente diferentes.

Hay que decir que después de Freud, vaias corrientes se oponían respecto de qué hacer con la angustia, y tenemos ahí las teorías annafreudianas y las kleinianas. Aún así, estas corrientes tenían un punto en común, que se oponían al planteo humanista de la medicina: no desculpabilizar al sujeto.

Para el psicoanálisis esta es una cuestión ética: no desculpabilizar, porque es por allí que se intenta alcanzar la división del sujeto.

Si hay algo que el psicoanálisis constata es que el neurótico es siempre culpable: de su goce y de su existencia. Algo que S. Freud llamó «culpabilidad inconsciente», por lo que eso le permitía diferenciar el psicoanálisis de las psicoterapias que comulgaban con la medicina en tanto pretendían reducir la culpabilidad.

Respecto de la angustia, sabemos con Lacan que este es el único afecto que no engaña, y sirve de guía al neurótico hacia lo real.

Si decimos que la angustia no engaña es porque plantea una pregunta, la que nos orienta en psicoanálisis, la pregunta por el deseo.

La angustia surge como respuesta a lo que no sabemos que el Otro quiere de nosotros.

Desangustiar, según nos orienta Eric Laurent en «Ciudades Analíticas», significa en un mismo movimiento, abrir la pregunta por el deseo e interpretar ese deseo en juego.

Bien, ¿pero cómo lograr esto? Eric laurent nos dice que la manera de interpretar ese deseo en juego es dándole consistencia al síntoma. En tanto es el síntoma, su consistencia misma, el que permite «capitonar» la angustia.

Y la angustia puede capitonarse haciendo consistir al síntoma o articulando el síntoma con el fantasma del paciente. Aunque hay veces en lo que con algunos casos esa angustia no se puede capitonar ni a través del síntoma ni en la construcción fantasmática.

Es así que nos presenta tres viñetas clínicas.

Una, en la que el paciente se presenta atormentado por algo que le dijo un profesor «¿Usted no será homosexual?» Muy angustiado, esta persona se presenta en al consulta. La manera de «desangustiarlo» que encontró el analista fue haciendo consistir su síntoma obsesivo. Así, investigando sobre sus pensamientos y rumiaciones, se puso en primer plano el síntoma, desplazando así a la angustia.

Otra viñeta atañe a fantasma: una construcción fantasmática en la transferencia que permite capitonar esa angustia.

Y otro caso de psicosis en el que la angustia había sido capitonada por el síntoma (hipocondría), pero esa angustia retornaba cada vez que los recursos del paciente fracasaban.

Para concluir, Laurent nos dice que en cada uno de los casos lo que está en primer plano es la dimensión terapéutica, que, en cuanto al «desangustiar» opera de diferente manera según el caso.

FUNTE: LAURENT, E. «Ciudades Analíticas»