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El analista como garante

Publicado por Betina Ganim

analista garanteHe dicho ya algunas veces lo que de orientador tiene pensar la dirección de un tratamiento, de una «cura», con una lógica; s decir, que no se puede por ejemplo interpretar un dicho si no hay del lado del paciente la dimensión del sujeto del inconsciente. Que si se interpreta, es porque se ha abierto la dimensión inconsciente, y hay ahí un sujeto capaz de responsabilizarse NO de sus actos, sino de su DECIR.

Si Freud hablaba de un período de «ensayo», una entrada en análisis y un final de análisis, eso implica que había una lógica en juego, aunque tenemos más testimonios de finales y de entradas que de lo que ocurre en el «medio juego»…

En relación a esta lógica, podemos plantear alguna cosas que ocurren del lado de uno (paciente, futuro analizante)y del otro (analista). En entrevistas preliminares, del lado del analista hay un papel más «activo» -si se quiere- en el sentido de que es el momento de alojar la verdad que el paciente viene a decir; a escuchar. No es tiempo de interpretar nada, sino más bien un tiempo de intervenciones, siempre teniendo como horizonte la entrada, intervnir habilitando la apertura del sujeto del inconsciente.

En la entrada en análisis tenemos el matema del Sujeto barrado, dividido por el significante. Ese sujeto del inconsciente no está de entrada. Quien viene a consultarnos no viene como «sujeto dividido», tal vez sí, pero lo que solemos recibir es un yo conmovido en todo caso. Digo que tal vez sí, porque a veces pasa que un sujeto viene totalmente dividido por alguna cuestión que lo interroga, y que pone de inmediato a trabajar; pero no olvidemos la importancia de la transferencia en la lógica de una cura. De esa relación con su propio saber. De eso se trata. Claro que imaginariamente podemos hablar de que «hay transferencia positiva» en el sentido más freudiano, económico del término. Que hay una suposición del paciente en que el Otro sabe.

El analista en ese lugar, debe saber maniobrar según la particularidad de cada caso; operar desde allí sabiendo que de lo que se trata es de una «ficción» necesaria.

Y una vez producida la entrada, o mejor dicho, es una orientación clave de la enseñanza de Lacan, el analista con su escucha siempre apuntará a lo real, al real en juego para cada quien. Ahí entra esa modalidad de satisfacción propia que esconde cada síntoma, y es ahí a donde apuntará la escucha del analista, su acto.

Apuntaremos al objeto a apresado en el fantasma. Para orientarnos en esa «selva del fantasma» es partiendo del síntoma, no queda otra. El atravesamiento fantasmático en un análisis deja un resto, los restos sintomáticos con el que el sujeto deberá arreglárselas, siendo esto el núcleo de la satisfacción del síntoma.

Pero para no irme a los finales, en principio, en esa orientación a un final, primero, como analista hay que funcionar como garante, aval de eso que el paciente viene a decir, ya sea en forma de queja o de relato.

Esa garantía de verdad, no es sobre la constatación de la realidad, sino que se trata de la articulación de los significantes. Es en la relación de un significante con otro en la cadena enunciativa, donde se articularán los efectos de la verdad de cada quien.