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El «hablaser» y el acontecimiento

Publicado por Betina Ganim

ser de analista

El parlêtre es un concepto de la última enseñanza de Lacan que viene a sustituir el concepto de sujetO. Se trata de un ser que habla con su cuerpo, podemos decir. El hombre es, por naturaleza, un «hablaser».

En este punto podemos plantearnos la pregunta de si existen diferencias entre el decir de aquel hombre que habla con palabras, del hombre que habla con el cuerpo.

Bien, comencemos distinguiendo el inconsciente freudiano, el inconsciente estructurado como un lenguaje, tal como Lacan sitúa al comienzo de su enseñanza. Un inconsciente cuya fórmula mínima de expresión es el S1 en articulación con un S2, en cuya hiancia se ubica el sujeto, que circula debajo de esta articulación. Un sujeto sujetado al significante. El sujeto es lo que un significante representa para otro. Es decir, a la vez que el significante hace surgir al sujeto, lo fija en una significación que es incompleta. De esta articulación, el goce solo es ubicado entre líneas como eso que se pierde, lo que el sujeto paga. Nos e habla aquí del cuerpo como cuerpo viviente.

Si hablamos del cuerpo, hay que enfatizar el tener, no el ser. El cuerpo se lo tiene. El alimento del ser no son más que las palabras. Palabras cuyo objetivo es el de colmar esa falta en ser. El ser del sujeto se trata de algo que nunca se tuvo, entonces, en la vida se aspira a ser… De este modo, tenemos como testimonio el discurso de los pacientes que trazan historias, recuerdos, palabras, interpretaciones, y todo lo que tiene que ver con esa falta irresoluble. Si el ser se persigue entonces a través del lenguaje, ya sea para darle algún sentido a ese agujero, ya sea para dejar impresa la marca de la falta, estamos hablando de una clínica de la impotencia, según sostiene M. Focchi en «Síntomas sin inconsciente de una época sin deseo».

Si hablamos de la ley del lenguaje estamos en el Campo del la ley del Padre, del Nombre del Padre, del Edipo, como interdicción del goce. Cabe aquí preguntarse qué satino tiene entonces eso del goce que no pasa por el lenguaje y que escapa a la prohibición. Se trata más bien de ir más allá del Padre, en este sentido, más allá del inconsciente. Se trata de tocar eso del Goce femenino, como puro acontecimiento del cuerpo, y darle sitio a la ley a la qu está sujeto el «hablaser», el parlêtre. La ley del No-Todo.

A diferencia del sujeto del inconsciente, el hablaser incluye al cuerpo como real, el goce del cuerpo como goce vivo. El hablaser es hablante y es hablado, en su relación particular con lalengua.

En este sentido, ir más allá del Padre, implica extraer ese núcleo traumático de lo que hace al sentido. Quitarlo del campo de la historia biográfica para situarlo como algo azaroso, contingente, lo que no quita que produzca efectos de goce dispersos, desordenados, sin ley.

Es el acontecimiento lo que rompe la ilusión de ser y no permite incluir el factor del Tiempo. Un tiempo imposible de calcular y ordenar. Un tiempo en contacto directo con el goce pulsional.

FUENTE: SCILICET. AMP, 2014. ED. GRAMA