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Familia contemporánea

Publicado por Betina Ganim

Lacan se interesó desde un principio por lo forclusivo que deriva de lo que él mismo llamó carencia paterna; una carencia en la personalidad del padre: esa personalidad humillada, ausente, postiza, dividida…

Ya en su texto «La familia», escrito que apareció publicado en 1938, anterior a lo que se considera el comienzo de su enseñanza psicoanalítica, un Lacan psiquiatra estudia los fundamentos de la familia contemporánea. Y para ello, se sirve del Complejo de Edipo.

A esa altura Lacan ya plantea un anudamiento entre amor e identificación, y sitúa como un dato anterior al atravesamiento edípico, el surgimiento de la agresividad.

Lacan señala allí que la estructura narcisística yoica (ubicada en el Estadío del Espejo) no contempla al prójimo; esto, dice Lacan, se pone de manifiesto en lo despótico, seductor y ostentso de la forma que adquieren las pulsiones escoptofílicas y sadomasoquistas -en su esencia destructivas del otro.

El Complejo de Edipo freudiano aparece en este texto como moderador de los excesos narcisísticos del yo, y de los efectos y condiciones de lo que considera fraternidad.

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A su vez, el Complejo de Edipo en este texto permite explicar la estructura narcisística de la paranoia por la reducción del grupo familiar a lo maternal y fraterno. Lacan indica respecto de esto que esta constelación resulta un estructuración imaginaria de la realidad.

Así, descompletado el grupo familiar de la imagen paterna (la imago paterna) es que favorece la eclosión del psicosis.

Podemos ver que estas consideraciones de Lacan, aunque tempranísimas, continúan estando presentes en nociones posteriores, no solo en lo que atañe al orden de hierro, sino a sus preocupaciones por la época en la que vivía.

En este mismo texto Lacan hace una especie de homenaje a Freud cuando aborda las causas de la declinación social de la imagen paterna.

Lacan ubica esta declinación en el retorno de las extremas consecuencias del progreso social; consecuencias que tienen que ver con la concentración de la economía y las catástrofes políticas de esa época. Estos efectos Lacan los lee como vinculados a la dialéctica de la familia conyugal.

Además, Lacan sugiere que la declinación de la imagen paterna puede ser vista como una consecuencia de la creciente individualización y la disminución de la autoridad paterna en la sociedad contemporánea. Esta perspectiva es particularmente relevante en el contexto actual, donde las estructuras familiares tradicionales están siendo desafiadas y redefinidas.

Y supone que el psicoanálisis se relaciona con esta crisis, el psicoanálisis freudiano surge con las formas neuróticas que predominaban a fines del siglo XIX, las mismas que verificaron su dependencia de las condiciones familiares de entonces.

Esa crisis, podemos leerla como una crisis del Discurso Amo, lo que hemos llamado desde hace un tiempo la declinación del Nombre del Padre. Una crisis evidente y que además tiene efectos evidentes.

La consecuencia de esta crisis, de esta D»Evaluación del Nombre del Padre (parafraseando un libro editado en 2005 por el Centro de Investigación y Trabajo Analítico, en La Plata, Argentina) se va desplegando masivamente, en el tiempo y en las cultura, y en todos los ámbitos, ya sea la ciencia, la política, la economía. Y en lo que hace a nuestra práctica como analistas, estos efectos los recibimos en las consultas, un sujeto contemporáneo, marcado por síntomas nuevos, anfustiado, desamarrado, perdido, desclasado…

Es así que en lo que atañe a la clínica, el desafío para el psicoanálisis, como dice Lacan, tiene que ver con estar a la altura de la subjetividad de la época. Este desafío implica no solo entender las nuevas formas de subjetividad que emergen en la sociedad contemporánea, sino también desarrollar nuevas formas de intervención que puedan responder a estas nuevas formas de sufrimiento.

FUENTE: KALFUS, P. «Las reglas del juego del amor»