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La visión y la mirada

Publicado por Betina Ganim

ceguera

En nuestro siglo, podemos decir que estamos transitando, o mejor dicho, empezando a transitar un siglo en el que el centro de todo está puesto en la mirada. Una mirada omnipresente, con cada vez más y más protagonismo.

La ciencia nos confronta con sus avances tan vertiginosos que asustan…Se trata de avances que se traducen en investigaciones que parecen no terminar nunca, infinitas en la construcción de objetos-gadgets que aspiran al control absoluto a partir de la mirada, de ver todo, de mostrar todo.

Estos objetos productos del discurso de la ciencia y el capitalismo (los dos discursos imperante en nuestra época), le ofrecen al sujeto la posibilidad de tener una satisfacción según cada uno prefiera. Los gustos de cada uno, las preferencias, los estados anímicos, todo está vigilado, controlado y puesto al servicio del poder económico. Y esto se hace a la vista de todos. Nadie ignora esto. Facebook es la prueba, una de las pruebas mejor dicho, de este funcionamiento clásico ya de nuestra civilización actual.

Jacques Lacan nos permite ubicar esta cuestión en el plano de la esquizia entre le ojo y la mirada, planteando justamente una esquizia fundamental entre la mirada y la visión.

Cuando hablamos de visión, hacemos referencia a la realidad, a una relación natural con la realidad. Es decir, se trata de la visión en tanto percepción pura, objetiva y precisa del mundo que compone la realidad. La realidad vista por el ojo como órgano.

Lacan distingue entonces la visión de lo escópico, del campo de la mirada, porque allí está implicada la pulsión, el goce, podemos decir (de lo que la visión está precisamente exenta)

Esta partición que hace Lacan pone entonces en primer plano la pulsión escçópica en juego, una satisfacción puesta en la mirada.

La mirada se presenta como enigmática, indescriptible, señuelo, provocadora de angustia, fuera del sentido común, «in-visible» (imposible d e ser capturada por lo visible), y esto podemos explicarlo a partir del goce en el cuerpo que produce la contingencia del encuentro con esa lalengua de la que Lacan nos habla en su última enseñanza.

Son estas marcas en el cuerpo que dan testimonio de lo que para cada uno es su encuentro traumático con lalengua. Se trata del síntoma como invención singular para «hacer con eso».

La práctica del psicoanálisis para este siglo implica una apuesta. Si nos orientamos en la enseñanza de Jacques Lacan, éste propone abordar la transferencia desde runa mirada encarnada, para permitir una construcción «sobre» lo real, y no «en » lo real como propone la ciencia.

Este Un real del que habla Lacan en su última enseñanza es un real que no se liga a nada, un trozo, un cogollo, una pieza suelta…¿qué hacer entonces? ¿cómo operar? Pues en principio, apuntando a un saber hacer con el síntoma, como resto opaco del efecto singular que produjo en cada uno, el encuentro con lalengua.

Se trata de consentir la sombra para hacer de ella un ingrediente más de lo bello. Servirse de ese resto inasimilable para construir una superficie donde puedan grabarse poemas, tal cual dice Tanizaki en «El elogio de la sombra».

FUENTE: SCILICET. AMP, 2014. ED.GRAMA