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Lacan y Peirce

Publicado por Betina Ganim

Hemos visto en el recorrido que hicimos junto a J-A Miller, cómo ordena todo el movimiento que hace Lacan en su enseñanza respecto del concepto de goce.

En el Seminario 11 Lacan hace este movimiento interesantísimo en el que a partir del mecanismo alienación-separación, distingue como tal al goce pero al mismo tiempo lo inscribe en un sistema: Alienación-separación; significante-goce.

Repasando un poco, dijimos que la operación de alienación (identificación y represión) tiene como efecto al sujeto tachado, barrado, dividido por el significante, y correlativamente surge el objeto a; es decir, hay una introducción de goce, el petit a como objeto pulsional. Surge como efecto de esa falta de significante surgida de la operación de alienación.

Ahora bien, también Miller nos advertía de una cierta dificultad en torno a una sustitución del sujeto por el cuerpo, que se desprende de este paradigma. Y plantea que en esta sustitución el cuerpo tiene sus propiedades como la muerte, el sexo, su singularidad… Lo esencial es que de esa operación de alienación al significante, el sujeto queda vacío, y ahí mismo se inscribe una pérdida, ese objeto que se pierde (separación), se pierde vida en tanto ese cuerpo es mortal. Es decir que en esa falta resultado de la alienación, existirán objetos pulsionales con los que se intentará llenar ese vacío…

En el Seminario 17 -donde ubicamos el quinto de estos paradigmas sobre el goce- podemos empalmar otro, el próximo, el sexto paradigma,en el que tenemos una radical sustitución del sujeto por el cuerpo.

Antes de seguir, en un post anterior les comenté esto que decía Miller -parafraseando la frase célebre lacaniana de que un significante representa al sujeto para otro significante- que el significante representa el goce para otro significante.

Primero vayamos a esa frase lacaniana tomada de Peirce, de la concepción del signo para Peirce, según la cual es lo que representa algo para alguien. Lacan en ese momento modificó esta concepción diferenciando el signo del significante, y definiendo a este último como lo que representa al sujeto para otro significante.

Miller ubica este sexto paradigma en el Seminario 20, Aún, donde Lacan retoma la fórmula de Pierce, para decir que el significante es signo del sujeto. Pero para entender cómo integra Lacan aquella primera definición a esta última, es necesario tener en cuenta la división entre estos paradigmas que nos orientan.

Primero tenemos esa diferencia entre Peirce y Lacan, que hace que éste defina al significante de una manera circular, por medio del sujeto.

peirceTambién hay que decir que Lacan toma de Peirce esa parte del signo que lo deja fuera del sistema; tal como Lacan lo consideraba en lo que ubicamos como un tercer paradigma en este movimiento: el goce como por fuera del sistema simbólico imaginario.

Lo importante es que Lacan definía así al significante, porque no se lo podía pensar solo; es decir, el significante quedaba definido por su diferencia, por su diferencia con otro significante.Por eso Lacan luego presentará al significante siempre articulado a un «dos»: al binario S1 – S2.

Dándole de esta manera al significante un valor de relación.

FUENTE: MILLER, J-A. «Las migajas del goce»