Psicología
Inicio Psicoanálisis Las fórmulas y los nudos

Las fórmulas y los nudos

Publicado por Betina Ganim

nudo y sintoma

Venía comentándoles sobre las fórmulas del deseo, que va construyendo Lacan en su seminario sobre «Las formaciones del inconsciente. Un punto que él señala, muy importante, es que al final de cuentas, la conexión es ese pequeño a. Por eso es interesante mantener un poco la dimensión de que está constituido por la fuerza que tiene la imagen del semejante en lo imaginario -aunque después lo elabore, más allá de eso, como el «objeto a» propiamente dicho.

Aquí la fuerza que tiene es todo un problema: ¿cómo aquello lo que fue estudiado, siendo detectado exclusivamente como narcisismo, va a formar ahora parte del deseo.

Y esto porque si no, nos hubiéramos quedado en que el psicoanálisis se ocupa del deseo en términos libidinales, y que los temas del narcisismo y sus ideales es otra cosa…

No. Freud se hizo muchos embrollos con esto. ¿Hay una única libido? Bien, toma dos caminos, no toma dos caminos, etc.

Entonces Lacan dice aquí que nosostros tenemos la identificación yoica o narcisística, muy bien descrita en el campo imaginario. ¿Pero la fórmula qué quiere decir aquí? Que se encuentra una cierta relación con la función del deseo. Y dice que después va a seguir comentando eso.

Ese campo imaginario está atrapado, o modificado, o le incide una cosa otra, que es el deseo. Y para todo deseo, por lo tanto, se le va a incrustar esta dimensión imaginaria, seguramente en contra; como impedimento. Para arreglar la cosa podemos decir «yo deseo,cualquier deseo, con tal que no me tire abajo la imagen que tengo de mí. Estoy dispuesto a realizar cualquier deseo con tal que no me afecte la imagen que tengo de mí y su ideal. No podría seguir adelante con un deseo que me tire abajo mi propio ideal.»

Pero aquí solo como articulación de esta dimensión imaginaria en el deseo es que no la podemos eliminar. Es el valor de esta fórmula.

Si te hacés una teoría del deseo inconsciente y el significante, bien formalizada, pura, a nivel del deseo en el significante, no queda deseo ninguno. Y hasta clínicamente se puede darle un valor a eso, en la medida en que el deseo lleva a la muerte porque se desea algo que ningún imaginario colma.

Así que no está mal que se meta ahí algo del orden de lo imaginario, pero si se mete, tampoco se realiza el deseo. Pero si lo sitúa así es porque el problema del deseo ya tiene acá cierto aire nodal. Cierto aire de que hay que recorrer los 3 registros que se mezclan entre sí de distintas maneras.

No es que Lacan diga que en el imaginario el deseo es un desastre, tapona todo, realícenlo en lo simbólico y eso es fantástico, que un análisis debe realizarlo en el segundo nivel. No. Queda todo el intrincado tema de si hay algo real en eso, y en realidad están los 3, pero con un fracaso en los tres.

FUENTE: LACAN,J. EL SEMINARIO, LIBRO 5, LAS FORMACIONES DEL INCONSCIENTE