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Ley de la Madre, Ley del Padre

Publicado por Betina Ganim

como aman los hombres

Cuando Jacques Lacan en el Seminario habla del padre en el segundo tiempo del Edipo, se refiere a un «padre real», entendiendo el real como lo que sería la realidad efectiva. Esto es como se ve en la clínica, tal cual. Pongamos un ejemplo: un paciente que dice «recuerdo varias escenas, de cuando era niño, el día «x» del mes «x» del año «x» (lo dice con estricta exactitud) por las noches solía ir a la habitación de mis padres para meterme en su cama, y mi padre una noche se levantó, dio varios gritos y me sacó de la habitación…pero yo pude percibir que mi madre estaba sin el pijama». De ese padre habla Lacan allí, podemos decir.

Luego, este paciente, por aprés coup, tal vez años después, considera que «bueno, al final no fue tan brutal esa escena, que el grito de mi padre no fue tan traumático como suponía, sino que lo traumático más bien fue que estaba haciendo algo, y lo importuné…»

Pero esas marcas, que son las que después vemos en los análisis, son fechadas.

Y por eso hay que aislarlas en su singularidad. Porque el mismo sujeto puede decir: «Pero no, para mí era completamente habitual eso…! En casa la costumbre era así, no se cerraban las puertas con llave, así que no había ningún inconveniente en entrar y salir de las habitaciones»

Y entonces, se pregunta ¿por qué esa vez, en cambio la escena fue diferente?

Puede ser un momento en el que este padre contrasta con el resto del padre de la realidad, que se pueda decir que ese padre era totalmente permisivo, etc., amable, que no gritaba ni se enfadaba nunca; y sin embargo hubo una escena -porque basta eso, una escena- una única escena y ves todas las consecuencias que trae eso.

Avanzando en la clase X de este Seminario, tenemos el clima que Lacan destaca para el segundo tiempo del Edipo. Así que esto es para apuntar. Está lo que se puede tipificar un poco al dar ejemplos, pero ¡nunca se puede generalizar! Porque en la práctica hay que ubicar esto en un plano de mucha singularidad, en un plano según cada sujeto.

En la medida en que ya hay una determinación significante, ya se entró en el juego del significante y la ausencia, él puede decir, bien, está como sometido a la ley de la madre (Hablamos de la Madre simbólica)

Se puede llamar ley en el sentido de que el sujeto no tiene otra cosa. «El deseo de mi madre me es ley, no tengo otra cosa más que su presencia-ausencia». Pero esa madre es una loca, insensata, incontrolada, entonces es que podemos decir que necesita de otra ley; es claro que tiene que haber otra, otra Ley: la ley paterna,

Para terminar, y seguir en el post siguiente con este tema, podemos decir que esa Ley paterna es metafórica,es decir, sustituye a esa ley primordial que si bien es la que nos hace el significante, es una ley loca, sin límites…

FUENTE: LACAN, JACQUES. EL SEMINARIO DE JACQUES LACAN, LIBRO «LAS FORMACIONES DEL INCONSIENTE» ED. PAIDÓS