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Saber inconsciente y la no relación sexual

Publicado por Betina Ganim

la felicidad

Les decía en el post anterior, respecto de un texto de Esthela Solano Suarez, que hay tres términos en la enseñanza de lacan que funcionan como proposiciones de decisión: el Otro, el objeto a y el goce.

Respecto del primero, el Otro, la autora nos remite a que como niños, llegamos a un mundo de lenguaje que nos precede, articulado a lo simbólico, que nos espera; y un lenguaje que en tanto precedencia lógica podemos ubicarla en el discurso d ellos padres respecto de ese niño. Proposiciones significantes que vehiculizan algo del malentendido en la estructura. No se trata del lenguaje por el que nos comunicamos, ese lenguaje que habilita la comunicación y el entendimiento. Al contrario, como ya sabemos, la enseñanza de Lacan implica una teoría del significante. El lenguaje es tal en su malentendido fundamental. Este malentendido tiene que ver con el saber. Como esto es vehiculizable generacionalmente, cabría entonces la pregunta de qué ocurre en casos donde una generación es anulada, por equis razón.

En la clínica verificamos que en esas condiciones, la decisión del sujeto se complica, por ejemplo, en la posibilidad de responsabilizarse respecto a su posición sexuada, responsabilizarse de su goce y de sus efectos.

Pues bien, esa proposición significante que proviene del Otro, es una proposición que deja una marca indeleble, imborrable.

Jacques Lacan, en una Conferencia que dio en 1975 en Ginebra, decía que cada sujeto lleva la marca de la manera en la que ha sido hablado, y que de eso va a depender lo que se cristalice para ese sujeto en particular, ese sujeto como inconsciente.

En este sentido, el sujeto es efecto, es respuesta a la decisión que se produce, en tanto y en cuanto ésta encuentra sus condiciones de posibilidad en el modo en que ha sido hablado.

El modo en que cada uno ha sido hablado vehiculiza un saber, según considera Lacan. ¿Pero de qué saber se trata aquí? De un saber que es un invento, un invento que ha encontrado «el humus humano» (en palabras de Lacan) para reproducirse, para que la especie subsista.

Es decir que el saber inconsciente transmite una manera de relacionarse con el Otro sexo y con la función fálica que suple.. De esta menea, podemos decir que el saber inconsciente es un invento que suple la falla de saber sobre la relación sexual. El sujeto, entendido entonces como respuesta de lo real, es un efecto de la proposición significante que se le ha transmitido como saber, en el lugar de la imposible relación sexual.

La segunda proposición de decisión que se le presenta al sujeto, tal como se las anuncié, tiene que ver con la proposición deseante. No avanzaré más por hoy, así puedo retomar esta cuestión con más detalle en el próximo post. Solo decir que se trata de una proposición que se articula a la palabra, una palabra que se necesita para humanizar el deseo. Pero al mismo tiempo existe una antinomia entre el deseo y la palabra.

SOLANO SUAREZ, ESTHELA. «EL PSICOANÁLISIS CON NIÑOS. LOS FUNDAMENTOS DE LA PRÁCTICA» ED. GRAMA.