Psicología

Psicosis actuales

Publicado por Betina Ganim

Como ya he comentado en algún post, la cuestión de la psicosis -parafraseando a lacan en su Seminario 3- hoy por hoy tiene otra lectura. Porque nos encontramos con casos, con síntomas o fenómenos que no responden a lo que conocemos como estructura psicótica, con un desencadenamiento claro y los efectos para el sujeto.

J-A Miller, en 1997, en la «Conversación de Arcahon», que luego se publicó como «Los inclasificables de la clínica psicoanalítica», ha presentado no un concepto nuevo (esto es peligroso porque puede suceder como con el concepto de borderline: todo lo que no se sabe a qué responde, se lo «mete» dentro de ese diagnóstico…) No un concepto nuevo, sino más bien un programa de investigación sobre este campo que actualmente no está del todo determinado.

Porque allí donde veíamos un desencadenamiento («brote»-«crisis») en un sujeto, por la forclusión del Nombre del Padre en la estructura, la forclusión de lo simbólico -dando lugar al fenómeno delirante y a las alucinaciones- lo que vemos hace ya un tiempo que en su lugar aparecen fenómenos más discretos, no tan espectaculares, detalles, acontecimientos casi imperceptibles, pero susceptibles de ser escuchados por alguien interesado…

Esta nueva aproximación al tema de las psicosis destaca la localización de una desconexión en el sujeto, una desconexión del Otro. Por eso, suponemos que había algo antes que lo conectaba, que lo abrochaba, y le permitía sostenerse en el mundo.

desconexion

Esta «desconexión» es muy pertinente para la clínica de la psicosis actual, donde ya casi no aparecen fenómenos delirantes exacerbados.

Sabemos, por la teoría y clínica clásicas de la psicosis, que el delirio es restitutivo, en tanto permite dar cierto orden al desastre que se produce en el sujeto en el desencadenamiento. El delirio habilita al sujeto a reconstruir el mundo, e inscribirse en la lógica del Otro.

Ahora bien, la época actual nos confronta con un Otro que no existe. Esto tiene como consecuencias que los sujetos carecen de identificaciones fuertes, y no tienen como «pareja» significantes provenientes del Otro, sino más bien lo que tienen como partenarires son objetos de goce. Objetos de la pulsión que emanan del mercado y de la ciencia tecnológica, objetos con los que el sujeto se relaciona más bien por el exceso y lo sin-límite.

Es así que la desconexión ya no se trata de que se corta la cadena (desencadenamiento) sino más bien de que se rompe el lazo social que se venía sosteniendo aunque precariamente, por ciertos arreglos singulares.

Se trata en estos tiempos de una «renguera/cojera» en la conexión, que tiene efectos en lo simbólico, en lo real y en lo imaginario.

Podemos decir, para concluir por hoy, que esa desconexión es una modalidad paradigmática del síntoma en nuestra cultura actual. Esto nos lleva a pensar en una caída de los semblantes con los cuales el sujeto se las arregla con lo real, con el goce.

Los semblantes son una mezcla de simbólico e imaginario que permiten dar tratamiento a lo real. Si los semblantes fallan, ya no se puede mantener controlado ese goce mortífero que habita a cada sujeto.

FUENTE: SCILICET. Semblantes y sinthome. AMP, 2010