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Las Rabietas de los Chicos

Publicado por Malena

los berrinches de los niños

Las reacciones violentas de los niños pequeños, tanto en sus casas como en lugares públicos, pueden ser comunes, pero si son demasiado frecuentes pueden depender del comportamiento que adoptan sus padres en estas situaciones.

Los chicos requieren atención y algo que nunca debe hacerse es tratar de corregir su conducta antes de calmar sus rabietas.

Primero hay que intentar que recuperen el control y la calma y luego se los debe escuchar, para posteriormente proceder a darles las explicaciones que deseen y enseñarles cómo deben comportarse.

A veces los padres parece que no supieran qué hacer ante un ataque de furia de sus chicos y sólo tienden a ponerse de igual humor que ellos.

Los mayores supuestamente cuentan con recursos más maduros que un niño pequeño, de modo que es imprescindible que logren que recupere la calma, manteniéndose también ellos calmados.

Las rabietas siempre tienen un significado y es importante entender ese lenguaje de gritos, llantos y patadas.

Los niños requieren explicaciones acordes con su edad que los adultos muchas veces no están dispuestos a dar.

A los tres años comienzan a tener conciencia de su ego y tratan de afirmar su personalidad, aprenden a decir no y eso puede resultarles intolerable a sus padres.

Enfrentar la rabieta de un niño con una actitud hostil empeorará la situación, de manera que es muy importante conservar la serenidad y estar dispuesto a hacer lo necesario para que este niño, que ha perdido el control, lo recupere y cambie su estado de ánimo para poder ser más receptivo; porque en definitiva los niños lo que más temen es la falta de afecto y el abandono.

Los padres tienen que aprender a ser creativos y elaborar la estrategia más adecuada para cada niño, para poder ayudarlo a aprender a controlarse y a superar su frustración.

Las causas de un berrinche pueden ser muchas pero hay que conocer el motivo que la está provocando en el aquí y ahora.

Los chicos que expresan sus estados de ánimo con mucha energía están demostrando un temperamento expansivo y tienden a ser más independientes. De manera que si sus padres actúan en la forma precisa, permitirán el desarrollo armónico de su personalidad, aprendiendo a la vez a aceptar la disciplina y a controlar sus emociones.

El equilibrio emocional de los padres es fundamental, debiendo compartir el mismo frente para educarlo, o por lo menos no desautorizándose mutuamente delante de él, porque estas contradicciones son las que desorientan a los niños y les impide incorporar valores.

A veces las rabietas son una forma exagerada de llamar la atención, cuando es el único modo de que reparen en ellos.

Los niños detectan los estados de tensión en el hogar que los desequilibra y que los obliga a adoptar conductas difíciles.

A partir de los tres años, aquellos que han sido convenientemente tratados por sus padres, disminuirán sus reacciones violentas y sus arrebatos de furia, ya que comenzarán a contar con mecanismos más maduros para enfrentar las dificultades.

La demostración de afecto y la comprensión de los padres son esenciales aún cuando estén enojados.