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Factores genéticos y ambientales de la esquizofrenia

Publicado por Malena

Factores genéticos y ambientales de la esquizofrenia

La esquizofrenia es una patología mental que afecta al uno por ciento de la población mundial, sin distinción de razas, situación económica o nivel de desarrollo intelectual; y es una de las enfermedades con mayor incidencia económica en los Estados Unidos, por ser una de las principales causas de incapacidad laboral y social.

Las enfermedades mentales existen desde el principio de la humanidad pero recién en 1908 Eugen Bleuler (1857-1939) psiquiatra y psicólogo suizo que se destacó por sus importantes investigaciones sobre esta enfermedad, la denominó esquizofrenia.

Los primeros síntomas aparecen en la adolescencia o al comienzo de la edad adulta (entre los 15 y 25 años).

Los síntomas son los delirios (creencias falsas), las alucinaciones (percepciones sin objeto), los trastornos del pensamiento, la pobreza afectiva y del lenguaje, la abulia, el agotamiento físico y mental y las alteraciones cognitivas en la concentración y la atención.

El problema de la esquizofrenia radica en que es una enfermedad de difícil diagnóstico, ya que se puede presentar de muchas maneras y no registra lesiones cerebrales que sirvan de referencia.

La esquizofrenia es un trastorno que se produce debido a factores genéticos y ambientales.

Entre los factores genéticos, los hereditarios se destacan con un índice de herencia que va desde el 70% al 90%, según el estudio que se realice.

Las variantes estructurales o variantes en el número de copias, o sea pequeñas duplicaciones o mínima desaparición de genomas son la base molecular de muchas enfermedades relacionadas con el sistema nervioso y el neurodesarrollo.

Específicamente en el origen de la esquizofrenia también existen alteraciones de este tipo y ciertas mutaciones no comunes, capaces de modificar genes relacionados con el desarrollo embrionario del sistema nervioso central.

Un gemelo univitelino de una persona que tiene esquizofrenia tiene un 50% de probabilidades de padecer la misma enfermedad, ya que son genéticamente idénticos. Esto significa que la diferencia del ambiente influye para que la enfermedad se desarrolle o no.

Con referencia a los factores ambientales , la investigación científica ha revelado además que existen circunstancias prenatales y perinatales en la madre que incrementan la posibilidad de que su descendencia padezca de esquizofrenia.

Durante el desarrollo del feto, los factores ambientales pueden ser: infecciones virósicas de la madre, como gripe, rubéola o poliomielitis; hambrunas, pérdidas de familiares cercanos, partos difíciles o exposición de la madre a catástrofes ambientales.

Los mecanismos moleculares que pueden afectar el ambiente prenatal y perinatal del feto tienen un mediador común: las citoquinas, que son proteínas que producen principalmente células del sistema inmunitario.

La función de estas células es regular el mecanismo de inflamación como respuesta a los daños del tejido e infecciones.

Las citoquinas que inflaman el sistema inmunitario son las que participan en el mecanismo de respuesta a condiciones del ambiente hostiles.

Estudios recientes en animales muestran que algunos factores ambientales adversos inducen la producción de citoquinas que pueden atravesar la barrera de la placenta y alterar el desarrollo embrionario del sistema nervioso central del feto. Estos mecanismos también pueden predisponer al desarrollo de otras psicosis.

Pero los estudios realizados con animales resultan cuestionables ya que es una enfermedad descripta solamente en humanos.

Los alucinógenos como la psilocibina, la mescalina y la dietilamida del ácido lisérgico, inducen estados mentales similares a los de la esquizofrenia, como alteraciones de la percepción, de los sentidos y de la cognición y cambios en el metabolismo cerebral, manifestaciones que sirven como modelos de los estados psicóticos que sufren los enfermos de esquizofrenia que pueden llevar a comprender los fundamentos moleculares de la enfermedad y permitir la elaboración de nuevos fármacos más eficaces.

Actualmente, los fármacos antipsicóticos más utilizados para el tratamiento de la esquizofrenia son los que pertenecen a la clozapina, la olanzapina, la quetiapina y la risperidona.

En 2007, se publicaron nuevos trabajos científicos que abren el camino a una nueva esperanza para el tratamiento de esta enfermedad. Se descubrió que el fármaco LY404039 mejoraba los síntomas y a diferencia de otros antipsicóticos no presentaban efectos colaterales.

Fuente: Mente y Cerebro, Investigación y Ciencia, No.44/2010, Bases bioquímicas de la esquizofrenia. José L.Moreno, Mieguel Fribourg y Javier González Maeso.