Autoestima en Adolescentes
Para poder ser bondadoso en esta vida, hay que tener alta la autoestima
La adolescencia es una etapa de transición que representa la preparación para el ingreso a la vida adulta.
Es el momento de la vida en el que toda persona debe elegir quien quiere ser.
Los padres pueden influenciar enormemente en el futuro de sus hijos que esperan contar con su aprobación y su amor para pasar este difícil trance.
No es fácil ser padres en estos días, pero si sólo lograran dar un buen ejemplo, ya estaría su misión cumplida, porque sin duda sus hijos tratarán de superarlos.
Los chicos que no han tenido límites precisos, ni actitudes de firmeza en su educación, tenderán a cometer excesos y a transgredir reglas en la sociedad, porque necesitan saber hasta dónde pueden llegar.
Desde la infancia toda persona merece ser alentado en sus logros y ayudado en sus desaciertos y en toda educación es esencial la disciplina.
La disciplina en un hogar, representa las normas de comportamiento que tienen que comprometerse a cumplir tanto los padres como los hijos.
La disciplina supone la existencia de ciertos valores esenciales que son los que los niños van a incorporar para poder desarrollar su vida de adulto con normalidad.
Los condicionamientos más perniciosos para el futuro de un niño se adquieren en la infancia, y suelen ser resultado, de la identificación con la conducta inapropiada de los padres.
Ser padres es una tremenda responsabilidad porque significa convertirse en los principales modelos para los hijos y la más importante fuente de autoestima; porque cuando un adolescente no tiene contención familiar se refugia en sus pares.
La barra o la pandilla pasa a ser su continencia y sus miembros las figuras significativas con las que tenderá a identificarse.
Una personalidad con estructuras débiles adoptará los hábitos de sus amigos y estará predispuesto a estimularse artificialmente con el consumo de alcohol y drogas.
Los adolescentes recurren al alcohol y a las drogas para calmar su ansiedad, aunque el resultado posterior sea lo contrario.
La cerveza, como tiene sólo el cuatro por ciento de alcohol, es considerada una bebida inofensiva, sin embargo, como se consume en mayor cantidad, el efecto que provoca es similar a cualquier otra bebida de mayor graduación.
La debilidad del yo exige muletas ocasionales como el alcohol y las drogas que terminan convirtiéndose en adicciones.
El alcohol desinhibe y un joven que individualmente se comporta en forma pacífica, cuando está en grupo y bajo los efectos del alcohol, se puede convertir en un delincuente y luego no recordarlo.
Los motivos para tomar alcohol son muchos, pero en general los jóvenes lo utilizan como amortiguador, para poder enfrentar las experiencias que lo afectan en la vida.
Los hábitos, una vez adquiridos, son muy difíciles de controlar, y ante cualquier contratiempo o circunstancia adversa se convierten en la forma de responder frente a las dificultades.
La poca tolerancia a la frustración y la baja autoestima, lleva a un sujeto a recurrir al consumo de alcohol o drogas para superar la adversidad y las cosas difíciles, como algo que le pasa sólo a él y no a los demás; con una actitud infantil y hedonista que es pretender vivir una eterna fiesta sin ningún contratiempo.
La adversidad es parte de la vida y los niños aprenden de sus padres a enfrentarla o a evadirla.
Si los mayores son lo suficientemente maduros como para vivir las circunstancias difíciles como verdaderos desafíos sus hijos aprenderán a hacer lo mismo y no tendrán necesidad de apoyarse en el alcohol o las drogas para enfrentar la frustración, las responsabilidades o el fracaso.
