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La invasión de los «selfies»

Publicado por María Gómez

selfie-1022967_1280En este preciso momento, hay personas haciéndose un selfie en todas las partes del mundo. Las redes sociales están inundadas de selfies o autorretratos tanto individuales o grupales, de famosos y anónimos. Es gracioso inmortalizar momentos especiales y compartirlos con el resto del planeta pero cuando se abusa de esta conducta, algo puede empezar a ir mal.

Además, los peligros acechan especialmente a adolescentes cuando comparan sus atributos físicos con los de sus ídolos. Estar constantemente pendiente de los selfies ajenos y hacerse los propios compulsivamente puede predisponer a padecer trastornos de ansiedad, llegando incluso a sufrir depresión. Cuando se está permanentemente pendiente de la apariencia física, lo más probable es que desemboque en un Trastorno Dismórfico Corporal.

Existen diferentes objetivos que motivan la exposición voluntaria a través de los selfies como presumir de viajes, logros o bienes materiales; para enviar un mensaje a alguien o compartir con los demás alguna idea o un acontecimiento determinado, entre otros.

Resulta lógico inferir que bajo la manía de fotografiarse continuamente y de asegurarse de que todo el mundo lo ve, se puede esconder un asunto de narcisismo o de baja autoestima. De nuevo, la belleza se sobrevalora socialmente en detrimento de otros valores mucho más necesarios. Mostrarse siempre feliz aunque la realidad sea bien distinta solo hará que se acreciente el sentimiento de frustración, de desilusión o de fracaso porque no se enfrentará el problema sino que, de esta manera, se recurre a estrategias de evitación.

Si bien, no sería correcto generalizar en una cuestión así ya que es verdad que la simple diversión es una razón más que ptente como para bombardear las redes de selfies. Por tanto, habría de personalizar y analizar detenidamente cada caso particular para determinar si se ha sobrepasado lo patológico.

La realidad es que en cualquier acto, en lugar de ver los ojos de las personas, los smartphones adquieren protagonismo. Invaden los espacios, impidiendo a los que los portan y a los que los soportan que puedan disfrutar de las experiencias.

Es necesario frenar estos hábitos tan poco saludables ya que la tecnología seguirá avanzando y tendremos que tener el suficiente criterio como para utilizarlas de manera productiva en lugar de dañina.

Por otro lado, no todo es negativo. Efectivamente, cuando conseguimos alcanzar algo por lo que hemos luchado y mostrar al mundo nuestra alegría por ello, provocará que los demás se alegren por nosotros. Así, se incrementa la seguridad en uno mismo y nuestra autoestima sube de nivel. Todo ello resulta bastante motivador por lo cual se espera que se repitan conductas proactivas.

Es decir, aceptar la realización de selfies como algo lúdico y evitar que se convierta en el centro de la vida abusando en exceso de su uso, permitirá que se disfrute realmente de esta corriente. El selfie por si mismo no es perjudicial, es obsesionarse lo que lo tinta de pernicioso.  No abuses de las redes sociales, no abuses de la tecnología, ni del culto al cuerpo, y dedica más energía a compartir momentos especiales con los que tienes cerca en ese momento, no con los que no están presentes.