El Adulterio
Hoy en día casarse no parece ser necesario, sin embargo muchos lo hacen principalmente con la intención de tener una familia.
Antiguamente los matrimonios, en casi todas las culturas, eran arreglados por los mayores. Generalmente buscaban alianzas que aseguraran el bienestar económico de ambas familias y el de sus descendientes.
En las sociedades tribales los casamientos era una forma de favorecer el intercambio con otras tribus, para que los grupos sociales no sucumbieran en el aislamiento y pudieran convivir en forma pacífica.
Una unión matrimonial aseguraba de esta forma la subsistencia y erradicaba el peligro de la guerra.
Los tiempos han cambiado y en la actualidad, la elección de pareja es una decisión estrictamente personal que atañe solamente a una persona sin tener en cuenta otra cosa.
El individualismo ha acabado con el sentido de responsabilidad social que todos deberíamos tener si decidimos casarnos y tener una familia.
Es así como lamentablemente al poco tiempo de haber tomado una importante decisión, como la de unirse en matrimonio, e inclusive teniendo hijos, por distintos motivos mayormente difusos, las parejas se separan.
Muchos se casan con la idea de permanecer en una continua luna de miel, esperando que el otro haga lo mismo, con la ilusión de transitar el camino de la vida tomados de la mano como dos tortolitos.
Pero la vida tiene sus exigencias y para poder sobrevivir en una sociedad competitiva hay que prepararse adecuadamente en el momento adecuado y trabajar muy duro después.
El hombre siempre ha tenido que trabajar para subsistir. A veces hubo épocas en que la gente moría de hambre porque fracasaba una cosecha, como pasó en Irlanda a principios de siglo pasado.
El mundo del trabajo es lo más importante para un hombre, de manera que si ese aspecto de su vida no se está cumpliendo, se encuentra limitado para desarrollar las otras áreas de su personalidad.
En el mundo actual el trabajo no abunda para nadie, principalmente para las personas que no han desarrollado lo suficiente sus capacidades.
Sin embargo, los que tienen un buen trabajo y también una familia, se pueden sentir insatisfechos y buscar llenar ese vacío con distracciones extramatrimoniales involucrándose con otras personas e ilusionándolas con falsas promesas para sentirse jóvenes, deseados y orgullosos de sus conquistas.
Sin embargo, esas relaciones producen una satisfacción inmediata que se desvanece en poco tiempo dejando un vacío interior aún más grande y también culpa, porque tener muchas mujeres es fácil, pero lo difícil es tener sólo una.
Después de la gratificación clandestina, decrece la autoestima y la persona se ve tal cual es, alguien capaz de traicionar los propios principios, que tiene apenas sostenidos con alfileres, pero que son los que pretende que los demás cumplan, horrorizándose cuando resulta víctima de aquellos que los transgreden.
La tragedia del hombre sin embargo, es ansiar siempre algo más de lo que es o tiene. Sólo la persona que se atreve a transitar el camino de la búsqueda espiritual y del si mismo encuentra la paz interior y se libera de la sed insaciable del placer efímero.
Ser feliz es estar en paz consigo mismo, porque esta paz interior permite elevar la autoestima, estar bien con los demás y desarrollar el potencial atreviéndose a ser quien se es.
El adulterio es el acto fallido de la búsqueda espiritual, porque es el intento de trascenderse a uno mismo a través del acto sexual con distintas parejas hasta obtener lo que inútilmente se desea encontrar..
El hombre transita desde que nace sin saberlo hacia la individuación, la búsqueda del autoconocimiento y la paz interior; y la mayoría se queda a mitad de camino y no lo logra.