El Fracaso en la Pareja
Cuando una relación de pareja fracasa, genera culpa y baja autoestima, sin importar quién sea el que tiene la mayor responsabilidad de los problemas.
Un rompimiento no es un motivo que justifique sentirse desvalorizados, porque ambos siguen siendo quienes son y podrán seguir adelante solos, con la experiencia que brinda el dolor y la frustración.
El fracaso en la pareja se relaciona con la forma de elegir pareja, estableciendo vínculos amorosos con personas que habitualmente las atraen por su manera de ser pero que más adelante rechazarán porque esa misma característica será la que no podrán tolerar.
Es difícil que una pareja se establezca con bases racionales, porque en general la gente primero se emociona y luego piensa, no quiere darse cuenta si son compatibles, confiables, si tienen objetivos comunes; no desea saber si realmente son personas sin compromisos, ni tampoco le interesa demasiado conocer un poco su historia.
La mayoría se maneja con impulsos y decide formar pareja movida por sus emociones y no con la razón, porque es muy agradable enamorarse e idealizar al otro. Pero luego, cuando la realidad se impone y se despeja el cúmulo de sensaciones, comienza a ver claro, las cosas cambian, el otro no resulta ser como creía, es diferente, se da cuenta que es egoísta, que puede ser indiferente y hasta cruel y ya no está tan segura de que sea la persona con quien quiere estar para siempre.
Esa mayoría siente entonces una gran frustración y proyecta en el otro las culpas, sin darse cuenta que los demás son exactamente como eran al principio y como le permitió que sea.
Cuando una persona se enamora no puede decir que no a nada y está dispuesta a hacer concesiones de todo tipo con tal de no provocar una discusión o una pelea.
Si está demasiado involucrada, el miedo a perder al otro será más fuerte que su propia autoestima y se dejará manejar sin siquiera darse cuenta.
Pero con el tiempo, lo que antes no le molestaba, la comienza a perturbar, la incomoda, la hace desconfiar hasta el punto de pensar que sería mejor quedarse sola.
La experiencia de rompimiento es un aprendizaje doloroso que sirve para que la próxima vez sean más cautelosos; porque un corazón roto es un acontecimiento que hay que capitalizar para evitar que se siga rompiendo hasta destruirlo del todo y luego no ser capaces de atreverse a amar a otro.
No existe nadie más importante que uno mismo, porque para amar primero hay que aprender a quererse uno; y si además se conocen mejor, podrán valorar las virtudes de los demás y comprender mejor los defectos, ya que no existe nadie libre de ellos.
Saber por qué desean estar en pareja es la clave, porque hay muchos motivos para buscar una relación y alguno de ellos están lejos de ser razonables; como por ejemplo para no estar solos, para que les hagan compañía para salir o para tener con quien hablar; motivos insuficientes y egoístas para comprometer a otro en una relación.
Cuando se aferran a alguien a pesar de todo es mayor el sufrimiento que el bienestar que les proporciona, porque tolerar el maltrato, sentirse usados, no queridos y no respetados es peor que estar solos. Porque cambiar al otro es una utopía, ya que poca gente cambia del todo, algunos apenas mejoran cuando pueden reconocer que ni siquiera se agradan a ellos mismos, porque nadie cambia para agradar a los demás.
El tiempo cura todo y siempre se puede empezar de nuevo con mejores perspectivas si se ha aprendido algo en el camino.
Estar bien en pareja es posible y no es lo mismo que necesitarlo demasiado, porque lo mejor será siempre que necesiten a alguien porque lo aman y no que lo amen porque lo necesitan.