Abraza y que te abracen
Es una pena que nos acostumbremos demasiado pronto a dejar de abrazarnos. Desde nuestro nacimiento, sentimos el placer que nos provocan los abrazos y, sin embargo, conforme pasa el tiempo los abrazos se espacian cada vez más en el tiempo.
Abrazar no es sólo transmitir amor, cariño, comprensión o apoyo sino que hay otros beneficios demostrados que impulsan el poder del abrazo.
El mero hecho de mantener cierto contacto físico produce una disminución del estrés al mismo tiempo que nos sentimos protegidos y seguros en brazos de otra persona.
Si estamos ansiosos o agitados, un buen abrazo ayudará a disminuir nuestra presión arterial. Además, el mero contacto estimula la circulación sanguínea. Igualmente, resulta que es un elemento preventivo de enfermedades puesto que fortalece el sistema inmunológico y mejora nuestras defensas.
Todo esto redunda en una mejora del estado de ánimo y por tanto una mayor percepción de felicidad.
Aunque está muy relacionado a la intimidad entre dos personas, debemos ser generosos y no poner barreras para abrazar a alguien que lo necesita, sin olvidar por supuesto el acto de abrazar por puro placer.
El rendimiento de los abrazos se saca tanto por darlos como por recibirlos, por tanto procuraremos buscar ocasiones en las que ejercitemos ambas versiones. Se trata realmente de una necesidad y cuanto antes nos concienciemos acerca de eso, antes disfrutaremos del gozo del abrazo.
De igual modo, resultan perfectos para sellar la paz tras una discusión puesto que nos tranquilizan y equilibran.
Sin embargo, tenemos que ser cautos con una cuestión. Es primordial que los abrazos se produzcan en un contexto de agrado mutuo. Es decir, los efectos de los abrazos entre personas que se desagradan suelen ser perjudiciales en mayor medida que si no se producen. Por tanto, cuando no sea evidente, procura dedicar un tiempo a valorar la situación antes de abrazar o permitir que te abracen.
Independientemente de las ventajas relacionadas con la salud, mostrar cariño colabora para el establecimiento de vínculos y apegos sanos y sinceros. Es un gran aliado si queremos vencer miedos, olvidarnos de la soledad o buscar sentirnos bien.
Cuando sufrimos carencia de abrazos, y por tanto, falta de cariño, se traduce en efectos negativos sobre nuestros comportamientos como ser propensos a consumir tabaco o alcohol, o establecer rutinas de alimentación poco saludables.
Ha quedado constatado lo beneficioso que resulta abrazar y ser abrazado. No escatimes en hacer uso de ellos en cuanto tengas la mínima oportunidad porque una vez empieces, te aseguramos que no podrás parar. Eso sí, abraza a tus seres queridos y no lo hagas con aquellos que te incomodan de alguna manera.
No existe un manual para aprender a dar abrazos en algo instintivo, por lo que sólo tendrás que dejarte llevar por las apetencias del momento. Incluso cuando te falten las palabras, el abrazo como lenguaje no verbal, podrá transmitir tanta emoción como información.
De hecho, existe una técnica conocida como «abrazoterapia» cuya utilización complementaria de otros tratamientos destinados a intervenciones de diversos trastornos, suele ser muy útil.