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Niños Difíciles

Publicado por Malena

El principal factor, es aprender a desempeñar el rol

Niños Difíciles

María y Carlos tienen dos hijos, una niña de nueve años y un varón de 6. Ya no pueden controlar a sus hijos, su hogar se ha convertido en un caos y el clima en el hogar se ha tornado muy tenso.

Sus hijos no los respetan. El más chico es hiperactivo, obstinado y tiene mal carácter y la niña exige mucha atención, tiene ataques de furia y hace continuamente maldades.

La disciplina no existe, el padre no participa y se esconde detrás del diario cuando está en casa y apenas es un espectador.

Ambos han perdido el control, no están en sintonía y cada uno por su lado hace lo que puede dando mensajes contradictorios.

La niña de nueve años es la que manda y ninguno tiene límites. Las peleas con su hermano menor son violentas y ambos niños insultan y hasta les pegan a sus padres.

Cuando la niña la ataca, la madre reacciona pero luego se ríe como si fuera ella también una niña.

La madre se queja que su marido no participa pero cuando lo hace, a ella no le gusta y lo contradice delante de sus hijos. Por lo tanto él reconoce que ha adoptado la actitud de no intervenir y dejar que ella se ocupe de ellos.

Las escenas en el Supermercado son desopilantes. Los niños cargan cada uno un carro con golosinas, abren los paquetes, comen el contenido y se dedican a hacer otras maldades, mientras la madre se mantiene alejada de ellos avergonzada de ese comportamiento y tratando que nadie se de cuenta que son sus hijos.

Estos niños no tienen modales, ni respetan a nadie, son groseros y mal educados.

Por otro lado, la familia no comparte las comidas y habitualmente cada uno come en distinto lugar de cualquier manera.

Estos niños jamás reciben ningún castigo por lo que hacen y los padres no tienen la más mínima autoridad sobre ellos y hasta les temen.

Ante este cuadro surrealista, la situación se ha tornado tan insostenible que está a punto de malograr la estabilidad de la pareja.

Este modelo de familia no es la excepción sino la regla en casi todos los hogares de hoy en día; y este comportamiento se traslada a la escuela.

Es indispensable que los padres de una familia disfuncional, se unan como pareja para educar a sus hijos, sean coherentes e impongan una disciplina como padres y no como amigos.

Las madres temen que si son estrictas sus hijos no las quieran. Pero ocurre lo contrario, los hijos necesitan a sus padres cumpliendo su rol.

La primera medida es imponer las reglas y respetarse unos a otros.

Como segunda medida los padres son los que mandan.

Tercero, de noche los niños no deben ver televisión para evitar que permanezcan despiertos hasta tarde;

Por último los padres establecerán un sistema de premios y castigos que deberá cumplirse.

Las madres son las que tienen mayores dificultades para mantener las reglas.

Si no son capaces de cumplir las reglas o eventualmente las cambian y siguen desautorizando al padre y defendiendo a los hijos, los maridos continuarán con la misma postura de esconderse detrás de un diario.

Si ellos deciden actuar y los hijos corren a llorarle a las madres y éstas se ablandan, ceden, deseando en el fondo ser “la buena” que los defiende, todo seguirá igual.

Sin embargo, si poco a poco, tratando de vencer las dificultades que significa para toda madre un cambio, comienzan a modificar su conducta, se unen a sus maridos frente a las dificultades con sus hijos y mantiene cada pareja la misma postura de apoyarse mutuamente en sus decisiones, todo el grupo familiar modificará su dinámica para bien.

Además, es necesario que los padres mantengan las distancias necesarias con respecto a sus hijos y no darles confianza, evitando que los traten como a iguales.

Las cosas comenzarán a cambiar en la medida que la pareja cambie y ambos podrán darse cuenta que los niños necesitaban ese cambio.

Los chicos estarán más tranquilos, más respetuosos, más afectuosos con sus padres y además se sentirán motivados por los premios, que aunque sean mínimos alcanzarán para incentivarlos a portarse mejor.

Con amor y disciplina, los niños mejorarán el carácter, habrá alegría en los hogares, orden en la sociedad y paz en el mundo.