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Adolescentes Mal Educados

Publicado por Malena

No todo está perdido cuando hay interés genuino.

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La adolescencia es un momento de la vida cuyo principal objetivo es la búsqueda de la identidad y del si mismo y puede representar el momento justo para realizar cambios.

Gastón tiene 14 años y ya tiene una estatura de un metro setenta. Camina desgarbado, tiene la cara llena de granitos y una barba rala insipiente; está siempre de mal humor, es desordenado, mal hablado y es el peor de su clase.

Su hermano mayor, Rolo, es el hijo adaptado que no da ningún trabajo, estudia y trabaja, y está poco tiempo en la casa y su hermana menor es la consentida.

Gastón es torpe con su cuerpo, que le creció de pronto, casi sin darse cuenta y rompe todo a su paso con los movimientos bruscos de sus largos brazos. Se pelea con sus hermanos, es muy agresivo y vive diciendo palabrotas. Su habitación es un caos y deja un reguero de cosas por donde pasa.

La madre trabaja en una empresa donde ocupa un cargo jerárquico; pero a las cinco de la tarde ya está en su casa. El padre es médico y llega más tarde.

Tienen una empleada de servicio que vive con ellos desde hace muchos años.

Los padres ya no toleran la conducta de Gastón y deciden realizar una terapia familiar con un Psicólogo del Comportamiento.

Toda la familia deberá estar presente en la entrevista, donde tendrán la oportunidad de enfrentarse en un lugar neutral, con el Psicólogo como observador, de modo que cada uno podrá expresar sus ideas sin dejarse llevar por sus emociones.

Gastón siente que no es bueno para nada y que sobra en la casa, no tiene amigos y se siente asustado, solo, frustrado y amargado y sólo le divierte romper cosas, decir palabrotas o pegarle a alguien. Se siente bien viendo televisión o jugando con su computadora y no tiene ganas de hacer sus tareas escolares.

La madre reconoce que desde que aumentaron sus responsabilidades en el trabajo está más cansada y menos dispuesta a controlar a sus hijos, estar con ellos y escucharlos.

El padre está acostumbrado a dejar los problemas de la casa y los hijos a su esposa y está ausente física y psicológicamente; y cuando llega cansado a la noche, se sienta a leer el diario.

El Psicólogo les dice que como primera medida cada uno tendrá que asumir su rol familiar, cambiar algunas conductas y establecer nuevas reglas que todos tendrán que respetar.

Deberán hacerse responsables de sus cosas personales y de mantener en orden su propio lugar. El padre y la madre deberán compartir las responsabilidades, porque un padre ausente, que no participa, es igual a ningún padre.

Gastón tendrá que ir a un Club para practicar una actividad dirigida, como por ejemplo deportes en equipo, para tener la oportunidad de socializar con personas de su edad y gastar la energía que le sobra.

Es importante que los padres se conecten con los profesores de Gastón, que vigilen de cerca su rendimiento, y que le exijan hablar con mesura en el hogar, utilizando si es necesario, la técnica de la negociación.

El padre tiene que entablar el vínculo que no tiene con su hijo, compartiendo más tiempo con él, ya sea organizando salidas o bien haciendo alguna actividad en la casa que puedan compartir.

Aunque parezca que los adolescentes prefieren otras compañías, es indudable que necesitan saber que son queridos, aceptados y valorados por su familia y tener la oportunidad de un real encuentro con sus padres.

Esta familia logró en poco tiempo grandes cambios. Gastón mejoró su rendimiento en la escuela y dedica tiempo a arreglar su habitación como parte de la negociación que hizo con su padre que se comprometió a cambio acompañarlo los domingos a la cancha.

La madre le brinda espacio a su marido para que ejerza su rol, no haciéndose cargo de las responsabilidades que le corresponden a él.