El Sexo Tántrico
Carl Honoré, autor del libro “Elogio de la lentitud”, que fue traducido a 25 idiomas y del cual se vendieron un millón de ejemplares; propone algunas interesantes ideas para terminar con la vida acelerada y comenzar a disfrutar más de cada experiencia; porque la vorágine de la velocidad invade hoy en día todos los ámbitos, desde el trabajo hasta los dormitorios.
Por ejemplo, en la actualidad, hacer el amor puede ser cosa de apenas unos minutos, porque la gente tiene estrés, está cansada, preocupada, apurada y por lo tanto, también poco motivada.
El autor cree que este estado de cosas se podría revertir si la pareja se atreve a aprender sexo tántrico, disciplina que tanto él como su mujer conocieron y que les pareció fascinante.
Tantra es una palabra proveniente del sánscrito que designa una disciplina espiritual creada en la India hace cinco mil años y que quiere decir expandir, extender u ondular.
Para el tantra el cuerpo es sagrado, un instrumento de oración; y la unión sexual es considerada el camino de la iluminación, la unión espiritual de la pareja con el universo.
Honoré sostiene que hacer el amor lentamente es mejor, porque aunque parecería que el mundo está saturado de sexo, estudios realizados en 1994, revelan que en la intimidad, el norteamericano medio sólo dedica media hora por semana a practicarlo y además suele terminar antes de realmente haber comenzado. Esto confirma el famoso informe Kinsey publicado en los años 50 del siglo pasado, cuyos resultados registran que el 75% de los maridos estadounidenses llegan al climax dos minutos después de la penetración.
El hombre ha heredado el sexo veloz de sus antepasados, como parte del instinto de supervivencia; porque copular rápido los exponía menos a los ataques de sus enemigos o depredadores.
Posteriormente, algunas culturas y religiones, tal vez para evitar la promiscuidad y el desorden social, inculcaron que el propósito de la sexualidad es solamente la procreación y no el placer.
Sin embargo, aunque hoy en día todo es muy diferente, se sigue practicando el sexo rápido como una conducta heredada y debido al veloz estilo de vida. Como consecuencia, muchas mujeres no experimentan deseos sexuales ni placer durante el coito.
Una mujer necesita alrededor de veinte minutos para alcanzar excitación sexual plena, en cambio un hombre solamente diez minutos o menos.
En culturas de consumo, el objetivo de las relaciones de pareja es llevar rápidamente a alguien a la cama y el hombre es demasiado impaciente y egocéntrico como para dedicarse a disfrutar plenamente del sexo, porque los resultados son más importantes que los procesos y solamente piensan en el orgasmo; sin embargo, el sexo lento puede ser una experiencia profunda.
Según Honoré, en los talleres de sexo tántrico, las parejas aprenden una mezcla de meditación, ejercicios de yoga, respiración controlada y juego preliminar lento, que les permite contener y canalizar su energía sexual.
Durante la penetración, el hombre puede prolongar su erección y a tener el orgasmo sin eyacular, manteniendo un movimiento lento y medido; dándole el tiempo que necesita la mujer para lograr la excitación. De esta forma, el hombre ya no tiene necesidad de imponerle su propio ritmo y la pareja aprende a tener orgasmos múltiples todo el tiempo que deseen.
El movimiento Slow del sexo (sexo lento) fue fundado en Italia por Alberto Vitale, asesor informático de Slow Food (comida lenta), trasladando la idea de la comida lenta a la cama.
Cada vez más parejas de todas las edades concurren a los talleres de sexo tántrico. Si su problema es la eyaculación precoz esta podría ser una solución.
Fuente: «Elogio de la lentitud, Carl Honoré.