Traumas Post-Violación
La violación sexual, es un delito contra la honestidad y desequilibra la personalidad
Violar sexualmente significa tener acceso carnal con una mujer por fuerza o hallándose privada de sentido o con niños menores de doce años.
Una violación la comete quien se aprovecha de una mujer o de niños mediante intimidación o violencia.
Los casos de violación son numerosos en todo el mundo y la mayoría no se denuncian, ya sea por vergüenza, por temor, o por algún otro motivo personal; ya que gran parte de las violaciones las cometen familiares directos de las víctimas.
Los menores son los que mayores violaciones sufren por su indefensión, a veces en forma reiterada durante muchos años, sin que puedan evitar esos abusos.
Los niños y niñas suelen ser abusados por hermanos, tíos y hasta por los propios padres, a veces con anuencia de sus mismas madres, que es común que finjan no darse cuenta para no perder su pareja.
Mientras prestaba servicios en un Servicio Social Comunitario, atendiendo las necesidades de un sector de población en riesgo, pude comprobar algunos casos de mujeres que habían tenido hijos con sus padres biológicos, presentando esos niños sin excepción, algún tipo de perturbación psicológica como signos de inmadurez, dificultades de atención en la escuela, enuresis, hiperkinesia, problemas de aprendizaje, atraso en el desarrollo, etc.
El trauma que provocan las violaciones deja secuelas importantes que comprometen el desarrollo normal de la personalidad y las futuras relaciones sexuales.
Una persona que ha sido violada, si es un varón, es altamente probable que se convierta él mismo en un violador, ya que ha aprendido una conducta sexual asociada con la violencia y con la homosexualidad y esa es la única forma en que puede satisfacerse sexualmente.
Tanto es así que esa es precisamente la condición que presenta todo violador, conducta que conserva toda la vida, ya que se considera hasta ahora, muy difícil de erradicar.
La menor violada también asocia la sexualidad con la violencia y es muy probable que su conducta sexual se oriente hacia prácticas con características sádicas.
En general permanece en la persona un sentimiento de culpa, ya que el ataque sexual de un familiar querido tiene un doble significado, por un lado el adulto violador lo asocia con el afecto como familiar para obtener la sumisión de su víctima y por otro con la violencia cuando se resiste.
Las personas violadas en forma reiterada pueden llegar a disfrutar sólo de la sexualidad promiscua o prohibida que es el patrón de comportamiento sexual que se ha fijado en su mente, que refuerza su sentimiento de culpa y compromete su autoestima.
De todos modos, un ataque sexual aunque sea uno solo deja una secuela indeleble en la personalidad y provoca trastornos para la práctica de la sexualidad normal adulta.
Es importante la consulta con un profesional cuando existe en la historia personal una experiencia de esta naturaleza, aunque parezca que no ha tenido consecuencias, porque siempre tiene alguna consecuencia aunque no se perciba.
Los niños, cuando son sometidos a una gran excitación para lo cual están inmaduros, no tienen recursos para responder adecuadamente, por lo que este acontecimiento le produce un trastorno duradero en su organización psíquica.
En un primer momento de seducción por parte de un adulto, la tentativa sexual puede no provocar excitación alguna en el niño, sin embargo, posteriormente una experiencia similar ocurrida después de la pubertad evoca por algún rasgo asociativo la primera; y es el recuerdo de la primera el que desencadena excitaciones sexuales que desbordan las defensas del yo y que provocan alteraciones en la conducta sexual adulta.
Es importante tener la fortaleza de denunciar los abusos sexuales que se cometen dentro de una misma familia aunque esto provoque la disolución de los vínculos, porque los varones violados pueden llegar a perpetuar la misma conducta sexual del adulto violador y arruinar sus vidas y las de muchos otros.