El Amor y el Compromiso
El amor se expresa de muy diferentes maneras; si es genuino suele ser honesto y proyectado a largo plazo, pero también puede ser un entusiasmo pasajero con alguien que no promete nada y que sólo disfruta el momento.
Desde la primera salida, habría que ser sincero y plantear las reglas de juego, dejando entrever las mutuas intenciones para no herirse después con falsas expectativas.
Pero lo que les falta a muchos jóvenes es coherencia interna, o sea tener convicciones firmes y ser coherentes consigo mismos.
Por ejemplo, es común que la gran mayoría elija salir con parejas serias sin estar dispuesta a establecer compromisos estables.
La contradicción está en que a estas personas, por un lado, les agradan las personas con hábitos saludables, que tengan una vida ordenada y sin historias truculentas pero por otro no están seguros de comprometerse con ellas.
Casi sin darse cuenta estarán atrapados en un conflicto si iniciaron una relación en esas condiciones, porque ante las exigencias lógicas del otro, que seguramente pretenderá avanzar y formar una familia, tendrán que elegir, aceptar el compromiso o disolver el vínculo.
Esta situación, que es más común de lo que se cree, se suele plantear cuando la pareja ya lleva bastante tiempo y, cuando ya es demasiado tarde para tomar la decisión de romper, porque ambos se aman y se sienten felices de estar juntos.
Por lo general, son los varones los que no quieren formalizar, porque no les interesa tener hijos, ni crearse obligaciones ni ataduras.
Las mujeres son las que frecuentemente les dan el ultimátum, porque son las que están más dispuestas a contraer un compromiso, principalmente porque son ellas las que quieren tener hijos.
Si la idea es no tener relaciones que impliquen compromiso, lo coherente sería vincularse con personas que piensen de la misma forma.
Claro que entonces tendrán que aceptar a alguien igual que ellos, que no los tomará en serio, que los usará y cuando se canse, por alguna razón, lo abandonará sin culpa, porque las condiciones fueron así desde el comienzo.
De esta manera, ninguno de los dos está invirtiendo tiempo en una relación que no es para ellos.
La vida se torna muy complicada cuando no se puede salir de esa contradicción, por eso se recurre al engaño, a las falsas promesas, hasta que el otro pide una definición y entonces recién en ese momento estalla el conflicto.
No es una solución aceptar el compromiso por obligación si no se tiene una motivación firme y el cambio no ha sido profundo, porque esta forma de asumir una responsabilidad, con poca convicción, lleva a cometer infidelidades y a engañar por no poder renunciar a un mal entendido concepto de libertad de persona soltera.
La vida ofrece las mejores oportunidades, lo malo es que decidimos no verlas y cuando nos damos cuenta ya es tarde.
Muchos creen que aún son demasiado jóvenes para formar una familia y postergan esa decisión muchos años. Luego se ven obligados a recurrir a una fertilización asistida porque ya es demasiado para concebir un hijo naturalmente.
Muchas veces esos tratamientos son tan difíciles y complicados que terminan en divorcio.