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Aumentan los Divorcios

Publicado por Malena

Según las últimas estadísticas, en Argentina se producen cada vez más divorcios. En promedio, el amor conyugal parece durar solamente menos de seis años; y después de ese tiempo la pareja prefiere seguir enfrentando los avatares de la vida solos, porque la vida en común ya no les brinda otra cosa.

Sin embargo, a pesar de haber crecido la tasa de separaciones el 300% en los últimos treinta años, los divorciados en este país siguen siendo un porcentaje bajo, menos del 5,8% entre divorciados y separados contra 35,6% de casados y l8,2% en pareja.

En 2011, se celebraron 13160 casamientos en el Registro Civil de la Capital Federal y se divorciaron en el mismo lapso 6685 parejas.

En las provincias se producen menos divorcios y la temporada alta de divorcios son las vacaciones.

Los motivos personales para divorciarse pueden ser muchos pero existen factores comunes para provocarlo, como el cambio de vida que significa la responsabilidad de un compromiso y el cambio de rol de la mujer en la sociedad, que al generar recursos con su trabajo adquiere poder de decisión, circunstancia que todavía descoloca a muchos hombres y que puede ser causa de las crisis en muchas parejas.

Por otro lado, es evidente que actualmente la gente tiene menos tolerancia a la frustración y mucha menos paciencia para aceptar las diferencias y también existe menos interés en hacer el intento necesario para salvar el vínculo.

La relación de este modo se puede tornar agresiva y llegar a la violencia, hecho que puede convertirse en el detonante que puede ponerle fin a la convivencia y no pocas veces a la vida de las mujeres.

Hoy en día, el avance tecnológico de los medios de comunicación, hace que haya muchas más oportunidades de establecer nuevas relaciones sociales, que fuera del ámbito hogareño parecen ideales y más presentes que un cónyuge que trabaja todo el día y que cuando está en casa parece dedicarse solamente a sus cosas.

La relación de pareja, de esa manera, se estanca, mientras prosperan y crecen otras afuera.

Los matrimonios que más se separan son los que tienen menos años de casados y niños pequeños. Sin duda, es el momento más difícil para una pareja, la prueba de fuego, porque no todos tienen la fortaleza y la madurez necesaria para la crianza de los hijos.

Las mujeres suelen esperar en vano que sus maridos las ayuden con las tareas cotidianas; y ellos por su parte, siguen identificando a sus esposas con sus madres y esperan que lo hagan todo.

El 90% de las separaciones son de común acuerdo, porque los divorcios controvertidos, o sea aquellos cuyas demandas tienen causas específicas, duran mucho tiempo. En esos casos, la infidelidad y el maltrato son las acusaciones más comunes, siendo el 60% de las demandas de divorcio iniciadas por las mujeres.

Un divorcio cuesta en este momento en Argentina alrededor de seis mil pesos y la sentencia suele tardar de tres a seis meses si es de común acuerdo.

Es curioso, pero la gente se casa porque desea ser feliz y luego se divorcia también para ser feliz.

La felicidad parece escurrirse por los agujeros que produce el desgaste de la vida cotidiana y la convivencia; principalmente cuando todavía los integrantes de una pareja tienen asignaturas pendientes a las que no están dispuestos a renunciar para dedicarse a vivir plenamente el presente.

Cuando una pareja se separa no hay culpables, porque los dos son responsables. La convivencia pone de manifiesto todo lo que ninguno de los dos quiere ver cuando aún viven en casas separadas.

Los varones que se casan con alguien que creen que es como la madre que tienen, o que desearían tener, seguramente fracasarán y las mujeres que se casan con alguien que creen que es como el padre que tienen o que desearían tener, esperando que las apoye como él, también.

La felicidad de una pareja depende, en gran parte, de que los dos se hayan liberado de las dependencias y asuman su responsabilidad sin ninguna expectativa previa.

Fuente: “La Nación”; 03/2012, Vínculos, Evangelina Himitian.