El Amor y la Fama
El amor es un arte, dice Erich Fromm, no es fácil encontrarlo y menos mantenerlo.
La gente anónima puede vivir desilusiones y experimentar el fracaso en sus relaciones amorosas, pero cuando la identidad es firme y los objetivos son claros, y existe la disposición a hacer una vida ordenada, dispuesta a aceptar un compromiso y mantenerlo, se puede lograr estabilidad en el amor y la gratificación de ver crecer felices a los hijos.
Los famosos tienen la oportunidad de disfrutar del éxito, porque esa es la vida que han elegido, pero en general, los avatares de la fama los obliga a llevar una vida irregular, que además, está plagada de tentaciones.
Los personajes de la farándula cobran inmediata popularidad ni bien acceden a los medios televisivos. Sus vidas se transforman y se ven envueltos en un torbellino que los enceguece y les hace perder el sentido de la realidad.
Es difícil digerir la fama cuando la vida recién comienza, sin embargo, una vez subidos al tren del éxito es aún más difícil bajarse y continuar con una vida común.
El ambiente artístico es un terreno propicio para relacionarse con gente famosa o conocida en los medios, productores, directores, etc. Es más, a veces resulta imprescindible asistir a fiestas del ambiente para vincularse con gente influyente que pueda brindar la posibilidad de integrarse al elenco de una producción importante.
El amor se transforma usualmente en un trampolín para acceder a la fama, una oportunidad única de entrar por la puerta grande para aquellos que son jóvenes y que poseen belleza física.
Enamorarse de un famoso es fácil, ya que representa en general el ideal para muchas mujeres, además de la posibilidad de trabajo que representa, aunque se tenga que vivir con la amenaza de un fracaso.
Vemos que casi todos los que ocupan las páginas de las revistas del corazón, viven atravesando sucesivas crisis amorosas y una interminable aventura de encuentros y desencuentros, tratando inútilmente de alcanzar la estabilidad emocional y tal vez poder conservar una familia.
La fama suele llegar en momentos en que la identidad aún no está del todo firme, cuando todavía el deseo de aprobación se necesita para afianzarse y poder confiar en uno mismo.
Las personas no se conforman con el éxito y parecen quererlo todo, porque el sentirse exitoso los lleva a creerse esa imagen y a volverse omnipotente.
Todos sabemos que los trabajos que no son de nueve a cinco de la tarde pueden resultar desfavorables para la vida hogareña; y además que las obligaciones y compromisos lejos del hogar y las oportunidades de conocer todos los días gente desinhibida, deseosa de hacer cualquier cosa para triunfar, pueden ser situaciones difíciles de resistir.
Ceder a la tentación en ese ambiente parece ser lo más común, en un mundo donde solo existen como valores absolutos el dinero y el sexo.
Sólo los más sabios, que ya han pasado por todo eso y han aprendido, después de la experiencia de varios hogares deshechos, son los que se atreven a rechazar los avances de los que los quieren usar para también tener éxito.
Los hijos habidos en todas esas relaciones son los que sufren en sus cortas vidas la falta de contención, la sensación de inseguridad y la experiencia de abandono, que es la más devastadora de todas las experiencias.
Padres famosos aseguran amar mucho a sus hijos, sin embargo son incapaces de darles lo que más necesitan, una contención familiar, con una madre y un padre que se amen y se respeten.
No se dan cuenta que el que ha llegado a la cúspide del éxito lo único que anhela comienza a ser el anonimato, la vida de hogar y los hijos y el que se ha apurado a casarse y tener hijos, de pronto siente el llamado de la vocación y desea acceder a la fama.
Ambos se sienten insatisfechos, aún habiendo logrado lo que eligieron para ellos mismos, decisiones tomadas sin asumir también el compromiso.
La falta de compromiso en una decisión, es no poder renunciar a lo que se tiene que descartar; porque no se pueden elegir las dos cosas.