Speed Dating o Citas Rápidas
Cada vez hay más hombres y mujeres entre veinte y cincuenta años que se atreven a encontrar pareja a través de agencias que se dedican al servicio de citas rápidas o sepeed dating.
Este sistema de encuentros no es individual sino grupal y suele funcionar en un ambiente público, que tenga un clima informal y relajado, como un bar, que disponga del lugar adecuado.
El hecho de que todos tengan el mismo objetivo y estén en la misma búsqueda, hace que los concurrentes a estas reuniones se sientan mutuamente apoyados.
Es una convocatoria que llega a agrupar más de veinte personas, y que se realiza todas las semanas, en general de lunes a domingo, en una confitería que cuente con las suficientes mesas, por donde irán desfilando los hombres, mientras las mujeres permanecen una en cada mesa, esperándolos.
De esta manera, cada mujer u hombre, que debe permanecer anónimo, tiene la oportunidad de conocer por lo menos a diez posibles parejas y elegir entre ellas la que considere más adecuada; después de una breve conversación que puede durar hasta diez minutos.
Aunque resulte difícil de creer, es posible que alguno de los concurrentes a estas reuniones logre encontrar a alguien que le agrade lo suficiente como para estar dispuesto a volver a verlo en otra cita.
Los expertos en este negocio consideran que lo que influye principalmente en estos encuentros es en primer lugar la atracción física y luego la empatía, o sea la capacidad de comunicarse, comprenderse y conectarse emocionalmente en forma espontánea.
Este tipo de agencias no exige ninguna estructura porque se realizan en lugares públicos, contratados de antemano a cambio de concurrencia y consumo.
Es un sistema que tuvo su origen en Los Ángeles, California, en la década de los años noventa, ideado por el rabino Yaacov Devo, con la intención de fomentar los matrimonios en la comunidad ortodoxa judía, con tanto éxito que pronto comenzó a implementarse en distintas ciudades del mundo, incluso en Argentina, donde funcionan distintas propuestas desde 2008.
Las personas interesadas, se pueden anotar en Internet, en los lugares que ofrecen este tipo de servicio, en forma gratuita o mediante el pago de un importe accesible, que posiblemente no sea el único.
Como todas las cosas, a algunos, este sistema no les servirá, como por ejemplo a aquellos que tienen dificultades para comunicarse, o son muy tímidos o que son muy sensibles al rechazo, ya que un encuentro no garantiza que en todos los casos haya coincidencia y se consiga una segunda cita.
Por otro lado, es un negocio que se presta al engaño, porque no siempre los organizadores consiguen la gente que necesitan y generalmente tienen que recurrir a personas contratadas para llenar los huecos, que pueden estar presentes pero que en realidad están actuando y no son candidatos reales.
Los organizadores de estos eventos generalmente son personas especializadas en relaciones públicas o en ciencias sociales, o bien gente con capacidad suficiente de empatía como para coordinar grupos, brindar información y mantener el interés de los concurrentes, evitando que se sientan incómodos o que pierdan el entusiasmo.
Los resultados obtenidos por las personas que recurrieron a este sistema para conocer una pareja, son dispares. Existen quienes lograron una relación estable y también quienes sólo consiguieron una pareja ocasional que no prosperó en el tiempo; otros que advirtieron que algunos de los presentes, principalmente hombres, eran contratados para hacer número y además están los que prefieren olvidar esa experiencia porque les resultó embarazosa y patética.
Sin embargo, en una ciudad grande, donde lo que impera es el anonimato y donde ingresar en un grupo que no sea familiar, laboral o educacional, es difícil, estas propuestas no deben ser desestimadas, aún cuando se presten al engaño, que se podría considerar parte del decorado, ya que también concurre gente con genuinos deseos de encontrar una pareja estable, que podría llegar a convertirse en el «hombre o la mujer de tu vida».
Fuente: “LNR”; “Tendencias”; “Flechazo se busca”; Gabriela Cicero.