Modelo de Liderazgo
El grupo con liderazgo distribuido abandona la imagen y se concentra en el objetivo.
No existe una sola manera de ejercer el liderazgo porque cada persona tiene su propia forma de ser líder; pero lo que sí necesita toda empresa, en una sociedad democrática, es el tipo adecuado de líder para cada función.
En los grupos con liderazgo distribuido, que no son ni autoritarios, ni paternalistas ni permisivos, los miembros comparten el liderazgo según sus aptitudes y personalidad, asignándole la máxima importancia al crecimiento y desarrollo de cada uno de ellos.
Esta forma de liderazgo es participativo y trabaja según el principio del consenso.
La gran ventaja de estos grupos es que se puede prescindir de un individuo especial designado como líder único.
Cabe destacar, que en la práctica, a medida que aumenta la participación de cada uno de los miembros, desaparece la necesidad de muchas de las funciones que realizaba el líder único.
La distribución del liderazgo tiene varias ventajas. Se pueden destacar entre ellas por ejemplo: que los miembros están más motivados para trabajar; que hay más posibilidades para el desarrollo individual; que permite asumir responsabilidades y beneficiarse por ello, que pueden participar en la toma de decisiones, mejorar las relaciones interpersonales porque desaparece la competencia, o sea el interés en superar a los otros para ocupar puestos de mayor jerarquía; y además brindar la oportunidad de aprender a vivir en forma democrática, respetando las ideas de los demás y el consenso.
El líder de un grupo surge espontáneamente para ejercer lo que sabe hacer mejor; y no necesariamente se relaciona con la autoridad o el mando sino que existen tantos líderes como tipos de personalidad.
Cada rol que se tiende a desempeñar en un grupo representa un tipo de liderazgo que se puede aprovechar en un sistema participativo.
Algunos de estos tipos de liderazgo tienden a dispersar al grupo y atentan contra la cohesión, sin embargo también ellos poseen su cuota de importancia para detectar precisamente las fallas cuando la tendencia al consenso hace perder de vista aspectos que no se pueden ver.
El líder armonizador es el que concilia posiciones, el alentador fortalece los vínculos, el aclarador es el que reitera lo conceptual para que se entienda, el iniciador, es el que aporta sugerencias, el activador el que impulsa hacia las definiciones, el interrogador el que solicita informaciones, el oyente, la persona callada que registra todo y no se pierde nada, el reductor de tensiones, que aporta el humor para disipar hostilidades, el opinante, que se basa en la experiencia, el dominador, que interrumpe los procesos señala errores y trata de imponerse, el negativo, que sabotea, el desertor que no participa y el agresor que trata de llamar la atención y lucha por su posición.
En estos grupos participativos es importante la presencia de un observador que registre el desenvolvimiento del grupo y que al mismo tiempo asigne los roles o los modifique según la dinámica operativa que observe.
Trabajar en equipo equivale a tener un buen manejo de las relaciones interpersonales, teniendo en cuenta que la mayoría de las veces el problema central de un grupo son los mecanismos defensivos de sus miembros, que sólo piensan en defender su propia imagen o posición en el grupo, olvidándose de los objetivos.
Es importante que los directivos de las empresas que participan en un grupo conozcan bien a los miembros, reconociendo las habilidades de cada uno, proponiéndoles objetivos posibles, señalándoles los beneficios que reportarán los resultados, escuchando con interés sus sugerencias y agradeciendo la colaboración de cada uno.
Bibliografía:»Manual de Dinámica de Grupos», de Jack R.Gibb, Editorial Humanitas, Buenos Aires, Argentina, Octava Edición, año 1976.