Relación entre soberbia e inseguridad.
Frecuentemente al observar a personas con rasgos soberbios sentimos rechazo y lo asociamos inmediatamente a una conducta excesivamente segura y narcisista. Podemos pensar que quien habla de sí mismo constantemente, vanagloriándose, tiene una gran cantidad de energía psíquica hacia sí. Sin embargo, la razón por la que esto ocurre suele ser, en realidad, un trasfondo de profunda inseguridad.
La soberbia es compensatoria. Quien tenga la necesidad de hablar de sus logros y sus virtudes permanentemente está más bien en un intento por autoconvencerse y convencer a los demás de su valía. El hecho de que tenga que reiterarlo o exponerlo tanto nos da la pauta de que no es algo que lo tenga afianzado con seguridad, sino que debe emplear toda su energía por esmerarse en dejarlo claro.
Fue Alfred Adler, discípulo de Freud, quien profundizó en el fenómeno de la compensación psicológica. Aquel que tiene un complejo o una carencia, la pretende compensar desarrollando otras facetas y características e intentando maximizarlas, para así superar ese sentimiento de inferioridad. A raíz de esto, podemos pensar que todo afán de superioridad tiene como trasfondo un complejo de inferioridad.
La inseguridad que se desprende de una situación inicial de desvalimiento, de sentirse vulnerable y sin los recursos necesarios para afrontar lo que se presenta. La extrema dependencia del ser humano en sus orígenes, que requiere de un otro atento y empático que interprete las señales de sus necesidades, lo expone ya desde el inicio a una fuerte inseguridad, que será equilibrada en tanto haya un cuidador o cuidadora presente que se encargue de calmar esas ansiedades y de aportar contención y refugio.
Muchas veces esta inseguridad o sensación de vulnerabilidad inicial no puede ser acompañada y neutralizada suficientemente, y la persona desarrolla un sentimiento de inferioridad que luego intentará, en algunos casos, compensar a su manera, con sus propios recursos. Un mecanismo defensivo que permite esta compensación, es el de engrandecer características o rasgos de sí mismo que le den la sensación de tener fuerza y poder, para poder combatir ese desvalimiento original. La soberbia es una intención esmerada por ratificar y encontrar firmeza allí donde no la hay.
Por tanto, cuando vemos a alguien que despliega su soberbia constantemente, podemos captar la complejidad de la situación de este modo, teniendo en cuenta qué puede hallarse en el origen de un rasgo de este tipo. Tener esta clase de información nos sirve para comprender a los demás y a nosotros mismos un poco más. Cuando se trata de seres humanos, las cosas no suelen ser literales, aunque depende del caso, pero por lo general las conductas que observamos responden a algo, o surgen como defensa o respuesta ante alguna situación pasada o presente, o tienen determinaciones inconcientes que desconocemos.
Posicionarnos empáticamente frente a otros, (por más que observemos conductas que, por supuesto, merezcan límites y en muchos casos distancia y esto no las justifique) nos ayuda a pensar las situaciones en lugar de juzgarlas, y esto tiene, además, un efecto directo sobre cómo nos percibimos y tratamos a nosotros mismos.