Edipo y angustia
Solemos hablar, respecto de una época en la enseñanza de Lacan, del “segundo retorno a Freud”. Este es un retorno que se hace desde las propias conceptualizaciones lacanianas, especialmente a partir de la introducción de la noción de objeto a. que podemos decir que es el «invento» lacaniano, su novedad.
De esta manera, podemos reconsiderar la angustia en el Complejo de Edipo: LA ANGUSTIA EN SU RELACIÓN AL EDIPO Y LA CASTRACIÓN. ¿Dónde ubicamos la angustia en esta teorización tan importante para el psicoanálisis?
Podemos decir que el análisis freudiano clásico es el estudio del Edipo, y el estudio de la angustia es uno de los nombres de «la roca viva» freudiana. Entonces el estudio de la angustia es para tratar de probar, indagar, si hay un deseo más allá del Complejo de Edipo. Algo que nos da la posibilidad de estudiar el estatuto real del deseo.
Si tomamos al Complejo de Edipo, hay una clave en la relectura que hace Lacan que no está lo suficientemente explicada, porque Freud lo planteaba como un problema de deseo, pero tomando como punto de partida el deseo incestuoso hacia la madre o un deseo de muerte hacia el padre.
Hasta ahí estamos en la vertiente del deseo hacia el Otro.
Mientras que el dato más radical resulta de la inversa. El punto de partida aquí es lo que Lacan llamaba el deseo de la madre. Nosotros consideramos como dato inicial, primordial, al Otro; ese Otro en el cual va a entrar el sujeto.
Pero ahora hay que tomarlo con otro elemento, a saber, que ese Otro es un Otro deseante, habitado por el deseo. Entonces, el punto de partida del Complejo de Edipo es el deseo del Otro; no los deseos del niño hacia… Esto estaba ya situado por Lacan como deseo de la madre, en el Seminario 4. El niño no sabe qué es el deseo de la madre; hay una x en el punto de partida. Ahora bien, deseo de la madre o deseo del Otro (en la terminología de este Seminario) es ubicar como dato inicial, la angustia.
Entonces, si tomamos al Complejo de Edipo desde la perspectiva de la angustia, la pregunta que se arma es ¿cómo resuelvo el enigma del deseo del Otro, la x?
Tenemos un polo llamado Madre (en tanto estructura y función). Y un polo llamado Padre. Las funciones son dos, y no se puede hacer de las dos una (de hecho Lacan verá como una gran desastre el querer hacer de esas dos funciones, una sola….) Es algo que se escucha mucho “soy padre y madre a la vez”, casi orgullosa dice esto una madre… Y eso puede ser estragante para un hijo…aunque la madre sea lo suficientemente buena, aunque tenga las mejores intenciones…
En el otro polo, está la Función Padre, que estudiado como estructura y función y enfatizando fundamentalmente el elemento LEY.
Desde este punto de vista pasa algo con la función Padre: que con su ley, el Padre opera sobre eso que llamamos deseo de la madre, y el resultado de esa operación es darle un valor. Es decir, viene un significante nuevo, y a esa x la llama falo. De ahí la pregunta sobre esa x: ¿Qué quiere la madre?
FUENTE: Miller, J.A «Recorrido de Lacan»