La Enfermedad y lo Inconsciente
La enfermedad se perfila en el entramado de cada biografía.
El Dr. Luis Chiozza es un reconocido médico psicoanalista que escribió en 1986, la primera edición del libro “Por qué enfermamos”, que se editó también en Brasil, fue publicado en España, traducido al italiano y al inglés y editado en Italia y Estados Unidos; y que en 2007 se volvió a editar con una versión ampliada en Argentina.
La trayectoria de su obra muestra a las claras su interés en propiciar un mayor encuentro entre el médico y su paciente, en un mundo donde el desarrollo de la tecnología ha contribuido para afectar esa relación, y donde el enfermo se siente cada vez más incomprendido por el sistema médico.
Intenta además, brindar una oportunidad a los pacientes de experimentar su enfermedad como una posibilidad de cambio.
Para Chiozza, el enfermo tiene una vida subjetiva y su enfermedad es parte del drama de la historia de su vida. La vida que hacen los enferma y sus experiencias van tallando los circuitos de sus cerebros.
Chiozza insiste en la necesidad de que para enfrentar el futuro, hay que liberarse de antiguos conceptos; y trata de establecer una relación entre las neurociencias y el psicoanálisis.
El psicoanálisis ayuda a revelar el acontecimiento que desencadena la enfermedad, que forma parte de una biografía, y que refleja un carácter y un destino, y que posee un sentido en el conjunto de una vida, simbolizando los momentos difíciles que atraviesa en lugar de experimentar los sentimientos que reprime.
Para lograr encontrar una respuesta más profunda a la pregunta por qué nos enfermamos, relata las vicisitudes de seis pacientes cuidadosamente elegidos, que consultaron en situaciones difíciles o graves y que fueron estudiados de dos maneras: desde un punto de vista médico tradicional teniendo en cuenta sus síntoma y signos y la evolución de la enfermedad; y desde un enfoque psicológico, poniendo atención a sus biografías y los episodios y acontecimientos de sus vida, otorgándoles un significado en el contexto de cada vida.
Cinco de los seis enfermos evolucionaron bien y el sexto demostró que la ausencia de resultado también podía considerarse muy útil.
Comparando ambos aspectos se revela que lo que las personas no dicen lo suelen expresar con gestos o actitudes pero también con los órganos.
Chiozza entiende que lo psicológico no puede por si solo ser la causa de una enfermedad pero puede haber iniciado el proceso a través del sufrimiento, el vicio, el abandono o el descuido, pero una vez que la enfermedad se ha establecido, su tratamiento requiere más que una psicoterapia.
La enfermedad trata de expresar algo en su propio lenguaje que parece presentarse en forma inesperada interrumpiendo propósitos e intenciones, pero en cambio está completando la historia de una vida, otorgándole un significado más profundo.
Si el enfermo logra comprender ese significado y lo cambia, cambia también su estado y puede curarse, porque la experiencia demuestra que todo aquello que hace que algo se descomponga, cuando el motivo cambia también hace que vuelva a la normalidad.
El Dr. Chiozza se dedicó al psicoanálisis cuando se dio cuenta que la mayoría de las cosas que había aprendido se le presentaban muy pocas veces en el consultorio, porque los libros dicen poco sobre la influencia de los factores psíquicos, en la relación médico paciente, en los síntomas y en la evolución del tratamiento, y la gran mayoría presenta esta clase de problemas.
Cada enfermedad representa el drama de una vida que el paciente conoce poco y que no relaciona con su afección.
En un mundo cambiante donde los valores se pierden, son cada vez más evidentes las enfermedades debidas a problemas psíquicos que llevan a un mayor consumo de psicofármacos.
Lo psíquico, para Chiozza, no es una entidad inmaterial sino una combinación de hechos vitales que forman una historia y que se identifican con los dramas universales, como la traición, el heroísmo o la venganza.
Freud admite que hacer consciente lo inconsciente puede dañar, manteniendo activa y reprimida otra fantasía inconsciente que puede aumentar su potencial patógeno, aunque en todos los casos este daño será menor que el daño que está produciendo el contenido psíquico en forma inconsciente.