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Chicos Caprichosos

Publicado por Malena

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Los niños de uno a cinco años suelen tener estallidos de furia en algunas situaciones críticas y sus madres a veces no saben cómo calmarlos y evitar escenas desagradables dentro y fuera de su casa.

La ira de un niño pequeño puede tener distintos motivos, pero esa forma de reaccionar frente a la frustración es semejante a muchos otros niños.

Existen dos maneras de enfrentar este problema: a largo y a corto plazo.

Con respecto a las medidas que tienen que tomar los padres a largo plazo, un niño tiene que saber, ante todo, cuáles son los roles de sus padres, de sus hermanos y de él mismo en la familia. Porque si cada integrante de ese grupo familiar cumple con su rol, los niños terribles se transformarán en niños normales.

En primer lugar los padres tienen que amar y saber expresar ese amor a sus hijos; y su rol será protegerlos, educarlos, brindarles un hogar, el abrigo necesario y todo lo que necesitan para su subsistencia, transmitirle valores a través de su propio comportamiento, asumir la autoridad, poner las reglas en la casa y hacerlas cumplir.

La autoridad que deben tener los padres no constituye una función de poder o jerarquía que habilite a comportarse en forma arbitraria, sólo es un rol con derechos y obligaciones a su cargo y con tareas y responsabilidades específicas.

Las reglas en el hogar tienen que ser muy claras y deberán ser cumplidas por todos; y los padres deben dar el ejemplo.

Toda trasgresión a las reglas deberá ser sancionada y nunca pasada por alto.

Una sanción no necesita ser demasiado severa, sólo puede consistir en la obligación de permanecer sentado en una silla cinco minutos, que para un niño pequeño inquieto puede representar una eternidad.

Una vez que la sanción se haya cumplido el progenitor tiene que abrazarlo y decirle que lo ama; y él por su parte le pedirá disculpas por su proceder.

Este ritual resulta sumamente eficaz y es bien sencillo ya que no exige grandes molestias ni resulta imposible cumplir por ambas partes.

En cuanto a la forma de corto plazo, para tratar a un niño caprichoso acostumbrado a los berrinches y a los ataques de furia; es indispensable en primer lugar y antes que nada, calmar al niño y abrazarlo, sin hacerle reproches ni gritarle, porque de esa forma los padres se involucrarían con él y se pondrían al mismo nivel.

Los padres deben mantener la calma y transmitírsela al niño para que se tranquilice y recupere el control; y una vez tranquilo, deberá cumplir con la sanción correspondiente, en este caso, por el hecho de hacer un berrinche de proporciones. Si no están en casa, la sanción deberá ser cumplida al volver, sin excepción.

La característica principal del rol de los padres es la firmeza. Tener firmeza significa mantenerse en una postura, no cambiar las reglas y hacerlas cumplir siempre, sin dejarse convencer por el niño por ninguna razón.

Los hermanos mayores deberán ser respetados por el hecho de tener más edad y experiencia, en ausencia de los padres.

Los niños deben aprender a tomar pequeñas decisiones de acuerdo a su edad, para que desde pequeños sepan asumir las responsabilidades que les competen.

Tener un hijo es una gran responsabilidad y tener un hijo maleducado, acostumbrado a descontrolarse para obtener lo que quiere, es transformar a un ser humano en una amenaza para la sociedad; porque cuando crezca se sentirá omnipotente y se atreverá fácilmente a delinquir para no privarse de lo que desea y ya será tarde para intentar controlarlo.

La educación de un niño comienza muy temprano y su futuro dependerá de la firmeza y del amor que reciba de sus padres.

Los niños deben recibir el sincero reconocimiento de sus padres cuando hacen algo bien, además de la confirmación de que los aman; pero también deben cumplir las sanciones que se merecen si no cumplen con las reglas que rigen en su hogar.