No trabajes SÓLO por dinero
. Para poder vivir se necesita dinero. Y para conseguir dinero hace falta trabajar. Ésto es incuestionable. Sin embargo, trabajar por dinero no debería suponer la principal motivación. Si decides supeditar la elección de un trabajo al sueldo que cobrarás sin tener en cuenta las actividades o tareas que tendrás que desempeñar, lo más probable es que el aburrimiento, la decepción o la apatía se apoderen de tu vida, creándote una sensación de fracaso personal.
Todo el mundo desea tener éxito y dinero porque la vida es más llevadera cuando los tienes. Lo peligroso es querer conseguirlos a toda costa incluso pasando por encima de ti mismo. Basar la felicidad de uno en factores externos conlleva unos riesgos cuyas consecuencias afectan directamente al bienestar personal, sobre todo a nivel psicológico. Irremediablemente, acabas convirtiéndote en esclavo de tu elección ya que priorizar el dinero sobre los sueños personales termina por pasar factura.
Por supuesto, nos referimos a situaciones en las que las necesidades primarias ya están cubiertas lo cual nos permite cierto margen de elección laboral.
No olvides que el espejismo del dinero es pasajero. Cuando vayas a darte cuenta de que has desperdiciado un tiempo muy valioso en dedicarte algo que te estresa, te aburre y te absorbe la energía, tendrás que volver a empezar.
Por tanto, te animamos hoy a que realices un análisis profundo de tus motivaciones intrínsecas para poder definir tu recorrido de forma óptima. Escoge una actividad que te llene, con la que realmente disfrutes y que te implique de un modo natural, ya que es la única manera de sentirse realizado día a día sin ansiar que el futuro nos depare una vida mejor, al menos más feliz y agradable.
Además conviene saber que trabajar solo por dinero aniquila la creatividad puesto que se ha demostrado que es la motivación intrínseca la que incentiva que emerjan soluciones creativas.
De nuevo, la prevención es la clave. Orientar a los jóvenes adecuadamente teniendo en cuenta sus preferencias redundará en menor fracaso escolar a la vez que dispondremos de futuros profesionales más capacitados y motivados. Es responsabilidad del sistema educativo y de la familia proporcionar la información necesaria para que el joven tome las decisiones adecuadas para encarrilar su futuro. Como consecuencia, el panorama laboral se mostrará menos hostil y más productivo.
Asume que es obligación de cada cual dedicarse a aquello que hace bien, si bien, es posible que se requiera de cierta ayuda para descubrirlo porque la mayoría de las veces no es evidente. Téngase en cuenta que existen personas que se inclinan hacia trabajos manuales, y otras que se manejan mejor en el plano intelectual. Las diferencias individuales siempre enriquecen, así que no nos empeñemos en llenar las universidades de infelices mientras las aulas de artesanías se cierran por falta de alumnado.
Cuando acabes de leer este artículo pregúntate si eres de los que trabajan para vivir o de los que viven para trabajar. Nunca es tarde para que se produzca ese cambio que revolucionará tu perspectiva de vida y que centrará tu atención en el presente mientras se visualiza con esperanza el futuro.