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Posiciones del cuerpo que nos enferman

Publicado por Malena

Aunque parezca más descansado, estar sentado puede tener efectos dañinos en todo el cuerpo y en la psique a cualquier edad, porque esta posición estática mantenida durante mucho tiempo, se convierte en un pesado esfuerzo para el cuerpo.

En la era de la computación, gran parte de la población está destinada a pasar muchas horas sentada frente a la pantalla de una computadora, incluso los niños; obligados todos a permanecer sentados.

La kinesióloga Silvia Szakura, docente de la cátedra de clínica kinefisiátrica médica de la carrera de kinesiología de la UBA, calcula que el sesenta por ciento de la población activa de las sociedades industrializadas hacen su trabajo sentados.

Para esta profesional, el homo erectus (el hombre erguido) se ha transformado en el homo sedens (el hombre sentado), que como consecuencia sufre patologías relacionadas con esa posición.

Esta postura la hemos tenido que mantener desde la escuela primaria, y cuanto más estudiemos más tiempo tendremos que estar sentados.

Las máquinas ayudan al hombre y a la mujer a hacer los trabajos pesados y también los livianos. Son muchos los que pasan del asiento del auto a la silla de la oficina y de allí vuelven al auto para terminar nuevamente sentado en un cómodo sillón del living. Mientras tanto casi no han caminado salvo para trasladarse de un asiento a otro.

Los niños y los adolescentes hacen lo mismo en sus respectivas ocupaciones y es común que sufran de dolores de espalda, afecciones que antes padecían sólo los adultos.

Los músculos del cuerpo suelen estar super exigidos por no tener las posturas correctas.

Las malas posturas a veces son exigencias profesionales que obligan a estar en una misma posición de tensión mucho tiempo, como los músicos por ejemplo.

Una mala postura puede alterar el funcionamiento de los órganos como por ejemplo la respiración y hasta alterar el carácter.

El kinesiólogo y osteópata Nelson Higa, docente de la escuela de osteopatía de Buenos Aires y de técnicas kinéticas III de la carrera de kinesiología de la UBA; ha registrado que actualmente la columna cervical de las personas está cambiando su curvatura original.

El sedentarismo comienza en la niñez, porque no son suficientes las pocas clases de gimnasia en el colegio e ir al club el domingo, porque el cuerpo necesita entrenamiento todos los días de la semana para mantenerse en forma.

La osteopatía trabaja con la totalidad del cuerpo ya que también los órganos necesitan el movimiento, como por ejemplo el diafragma que se contrae debido al estrés y puede afectar la respiración y otros órganos.

Estos pacientes sienten que les falta el aire, que tienen un nudo en el estómago que no les permite pasar la comida.

Un diafragma que no trabaja como corresponde puede provocar a largo plazo estreñimiento, disminución del drenaje de la vesícula y mal funcionamiento del hígado, porque el movimiento correcto del diafragma masajea los órganos y ejerce una acción de bombeo sobre los riñones; y el hormigueo en las manos se debe a la compresión de los nervios debido a los músculos acortados.

La posición sentada puede ser dañina porque aunque permite que las piernas descansen, aumenta la fuerza en la base de la espalda, o sea que la columna vertebral sufre una sobrecarga.

Es importante elegir sillas que permitan tener los pies apoyados para no dificultar la circulación de la sangre y mantener las manos apoyadas y los hombros relajados.

La pantalla de la computadora debe estar de frente y no de costado y no hay que estar más de 45 minutos sentados; después de este tiempo, hay que levantarse y dar una vuelta para mover otros músculos y poder descansar los que estuvieron tensos.

Los colchones y las almohadas también pueden producir alteraciones en la columna cuando no respetan su normal curvatura.

Hay que adaptar el mobiliario a la columna y no la columna al mobiliario y tomar conciencia de que las posturas incorrectas que adoptamos a diario están comprometiendo nuestro futuro.

Fuente: “Entrecasa”; “Vicios posturales de la sociedad informatizada”; Cristina Gozzi, febrero 2012