Avances en el Diagnóstico de Patologías Mentales
La diferencia entre el tratamiento de una enfermedad física específica y el de una enfermedad mental severa que también tiene base orgánica, es la falta de conocimientos sobre esos fundamentos.
La comprensión del funcionamiento de los circuitos cerebrales, a la luz de la obtención de imágenes cerebrales e inclusive el descubrimiento de factores genéticos o proteicos que se detecten en sangre, será crucial en el diagnóstico y en el tratamiento de estas enfermedades en un futuro no demasiado lejano.
Recién a partir del nuevo siglo se comenzaron a considerar leves indicios de antecedentes familiares o traumáticos como posibles factores de riesgo para llegar a sufrir una enfermedad mental grave.
Pero en los próximos años los adelantos tecnológicos y los estudios genéticos y de las proteínas revelarán indicadores sobre sus posibles bases orgánicas y su eventual tratamiento.
Hasta ahora, los trastornos mentales serios se clasifican por sus síntomas, los cuales no son excluyentes de una sola enfermedad sino que también pueden asociarse a otras enfermedades diferentes; debido a que ninguna evidenciaba signos biológicos específicos.
Los marcadores biológicos más profundos y precisos ayudarían a realizar un diagnóstico exacto y rápido de la patología y esto haría posible la implementación del tratamiento más adecuado y eficaz.
Actualmente, la esquizofrenia, por ejemplo, todavía se diagnostica con la aparición de un brote psicótico.
En el caso de otras patologías cerebrales se pueden presentar síntomas cognitivos y de conducta, posteriores al funcionamiento anormal de un circuito cerebral; por lo que un tratamiento basado en los síntomas sería inoperante.
Por ejemplo, en la enfermedad de Parkinson, los síntomas aparecen solamente cuando el 80% de las células que producen dopamina ya se han deteriorado.
El estudio de los circuitos cerebrales por medio de imágenes cerebrales, biomarcadores y entrevistas, pueden revelar cuáles son los tratamientos que resultan más eficaces y evaluar los cambios que producen dichos tratamientos.
El control de los trastornos mentales que se consideran de base biológica reportará una nueva percepción de dichas patologías, y en lugar de ser consideradas como personas poseídas por espíritus, endemoniadas, peligrosas e irracionales podrán ser aceptadas y tratadas como personas enfermas capaces de recuperarse.
La psiquiatría está dejando de ser una ciencia basada únicamente en procesos mentales subjetivos para transformarse en neurociencia; brindando esperanza a millones de seres que esperan impacientes un alivio verdadero y permanente para sus males.
Antiguamente, los tratamientos se reducían a entrevistas, internación, prácticas de terapia electroconvulsiva o coma insulínico, con magros resultados y la posibilidad elevada de recaídas o muerte.
Actualmente la psiquiatría basa sus tratamientos en entrevistas, psicofármacos y terapia cognitiva.
El 50% de los pacientes presenta mejoría a las doce semanas, pero todavía existe el riesgo elevado de recaídas y de muerte.
Los científicos dedicados a la neurociencia están convencidos que antes de 2020, el avance de la tecnología permitirá mejores diagnósticos de los trastornos cerebrales; y con la implementación de estimulación cerebral, mejores psicofármacos, vacunas y terapia cognitiva, se podrá mejorar al paciente en solo 24 horas sin riesgo mayor de recaídas y con reducidas posibilidades de mortalidad.
Fuente: “Investigación y Ciencia, junio 2010, “Circuitos Defectuosos” Thomas R. Insel, psiquiatra y neurólogo norteamericano, director del Instituto Nacional de Salud Mental.