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El juego de azar

Publicado por Betina Ganim

Se habla de la «ludopatía» como un síntoma de esta “cultura de la crisis” que se instaló en España hace un tiempo. Como una salida más. Confiarse al azar, a lo aleatorio. Como una manera más que tiene el hombre posmoderno de confrontarse con lo imposible.

Podemos decir que la compulsión al juego de azar es un síntoma del malestar de la cultura actual.

Tomaré como referencia lo que propone el psicoanalista Gelindo Castellarin en el Sciliciet “Semblantes y Sinthome”, donde aborda el tema del azar partiendo de la pregunta: ¿existe verdaderamente el azar que el jugador contemporáneo pretende forzar en ese acto?

La cuestón epistemológica del azar es bastante compleja y sería inabarcable en un solo post, por lo que solo diré que si todo lo que ocurre tiene una causa, que todo se rige por leyes de determinación efectivas -incluso las incalculables variables que se ponen en juego en el azar- ¿entonces hay que pensar que está todo escrito ya?

O sea, llegamos al siempre planteo dicotómico entre destino o azar.

Lacan en el Seminario 2 “El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica”, siguiendo a Freud en su texto “Psicopatología de la vida cotidiana”, concluye que el sujeto humano está determinado históricamente desde sus cadenas significantes inconscientes. Es decir, que el sujeto está condicionado por su inconsciente, por las palabras, los dichos, las identificaciones, etc. que lo han atravesado en su historia. Es en esta época de la enseñanza lacaniana donde todas sus teorizaciones estaban atravesadas por la premisa (netamente freudiana) de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje…

Pero si admitimos tal aseveración, estamos dejando leer que el azar no existe.

Y no es así para Lacan, para nada es así. De hecho, diez años después, en su Seminario 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” tenemos la referencia que nos indica que la apertura a lo real de la pulsión y la marca de deseo que se inscribe, llevan al sujeto a confrontarse con su propia elección de goce. Con esta posición de elección de su propio goce queda instalada su responsabilidad; la responsabilidad de su síntoma.

Lacan, para situar estas cuestiones retoma Aristóteles y reconfigura la relación del sujeto con la “Necesidad” (en tanto “necesariedad”-Destino-Providencia) y el “Azar”. Así, aborda la Necesidad en términos de insistencia de lo simbólico, de repetición de una verdad, el automatón. Y el Azar como eso traumático, ese encuentro fortuito con un real, la Tyché, que tiene como efecto una división, una fractura, un quiebre en el sujeto, en ese mismo momento de encuentro con lo imposible.

Luego, en su Seminario inexistente (“Les non-dupres errent”) y con la lógica modal de referencia, confronta la Necesidad y el Azar, el determinismo y el indeterminismo con la escritura. La escritura como posible. Esta lectura requiere de otro recorrido así que llegaré hasta aquí por hoy.

Concluyendo, y volviendo al título de este post, diremos que el jugador de “juegos de azar”, con su potencia volitiva, desafiando a eso imposible de ser dicho, busca en lo real una ley donde no se contemple lo azaroso y le de acceso a la posibilidad de “ser ganador”.