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Padres Indolentes

Publicado por Malena

En una separación es frecuente, que el padre se muestre indolente.

Padres Indolentes

Cada separación repercute en los hijos que son los que sufren las consecuencias.

Un divorcio produce dramáticos cambios. No sólo el matrimonio se disuelve sino que puede cambiar el estilo de vida y el status social de la familia y hasta se suelen perder los amigos comunes.

Al disminuir los ingresos y descender de posición social, tal vez sea necesario cambiar a los chicos de colegio, tener que vivir en otra casa en otro barrio; además de tener que privarse de muchas cosas a las cuales estaban acostumbrados y de sufrir los hijos la ausencia del progenitor que se va.

Si el ausente es el padre, ocurre con demasiada frecuencia que posteriormente adopte una postura fría y distante con los hijos.

Un matrimonio se separa por múltiples razones, no por una sola.

Hasta ese crucial momento las cosas se fueron tornando cada vez más insostenibles que al fin llega a estallar en una última discusión, que puede ser violenta o no y que es la que define la situación

Por lo general, los hijos tienden a culpar al progenitor que se queda con ellos, cualquiera sean las causas que provocaron la disolución del vínculo; pero además se sienten ellos culpables si se muestran deseosos de ver al que se ha ido, frente al que se ha quedado, como si estuvieran traicionándolo.

Sabemos que los hombres son capaces de vivir sin ver a los hijos y tal vez hasta los consideren responsables de la situación. Porque no hay duda que un hogar cambia cuando vienen los hijos y no todos están preparados para enfrentarlo.

Son pocas las mujeres que no desean tener hijos y muchos los hombres que no les interesa la paternidad.

Por eso es importante que en una pareja los dos estén de acuerdo para decidir ser padres y que se comprometan responsablemente a colaborar de todas formas.

Cuando el progenitor forma una nueva pareja, a veces las cosas se agravan ahondándose aún más el distanciamiento.

Un hombre puede sentir que no ver con frecuencia a sus hijos le hace a él más fácil el desprendimiento, con la ilusión de comenzar una nueva vida dejando atrás al pasado y sus obligaciones, que se han multiplicado por dos.

Por otro lado, la nueva pareja de ese padre, puede tratar de favorecer esta situación tal vez por el temor a que un trato fluido familiar pueda provocar una reconciliación con la ex esposa.

Cuando la mujer que ha sido abandonada con los hijos, comienza una nueva relación de pareja, es un hecho que los ex maridos aprovechen para poner obstáculos y se nieguen a cumplir con la cuota de manutención.

Si una mujer se separa y continúa dependiendo de su ex marido para la subsistencia, tiene que aceptar que esas condiciones la limitan, hasta tanto se resuelva todo legalmente. Mientras tanto, lo más conveniente es ser discreto y no blanquear ninguna relación hasta tanto se haya asegurado el sustento.

Parece injusto y lo es, pero el que depende económicamente de otro, tiene que aceptar que pocos hombres están dispuestos voluntariamente a continuar manteniendo sus hogares cuando hay otro hombre; y es por esta misma razón que existen los juicios de divorcio.

En una separación conyugal no hay culpables, sólo dos seres que se amaban y que inexplicablemente se comenzaron a odiar.

A veces, el mismo motivo que une a una pareja es la que luego los separa, cuando el amor se ha idealizado y se basa en las apariencias sin llegar a atravesar las máscaras.

Otras veces es adoptar la decisión más fácil, la de huir de los problemas para después reiterarlos en su convivencia con otras personas.

Por eso mucha gente fracasa una y otra vez, porque elige siempre el mismo perfil de pareja y se comporta con ella de la misma manera. De modo que cambiar de pareja no parece ser la mejor solución, porque en definitiva el que tiene que cambiar es uno mismo.