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Padres Sin Límites

Publicado por Malena

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La vida moderna en las grandes ciudades ofrece posibilidades sin límites a las personas con inquietudes y con ambición.

Tener inquietudes para mejorarse y crecer es algo muy valioso siempre que no interfieran con decisiones previas tomadas libremente.

Estar ocupados a muchos les calma la ansiedad y les hace olvidar sus miedos; de manera que los días son de agenda completa con escaso tiempo para disfrutar y atender a la familia.

Los jóvenes quieren ganarle la batalla al tiempo y se empeñan en sacarle provecho a las 24 horas del día, comprometiéndose al máximo, sin darse cuenta que restan calidad a sus vidas y se arriesgan a enfermarse debido al estrés.

Paloma tiene 30 años, está casada desde hace diez años y tiene tres hijos. Trabaja seis horas en una oficina y hace un año decidió continuar sus estudios de abogacía para recibirse.

La necesidad de acceder a un título universitario es en su vida una asignatura pendiente y hace un año sintió que había llegado el momento de cumplir con esa meta soñada.

Obviamente, tanto su carrera como su trabajo y su familia le demandan tiempo y aunque es una persona muy organizada que se exige mucho a si misma, se ha dado cuenta que sus proyectos personales interfieren en su vida familiar pero no está dispuesta a renunciar a ellos.

Su marido es una figura poco relevante en la casa y quizás sin la suficiente madurez como para tener el control de sus hijos de modo que cuando él está en casa los niños hacen lo que quieren, no lo respetan, gritan, se pelean y tratan de llamar la atención con toda clase de conductas molestas.

La hora de dormir se ha convertido en una misión imposible porque ni bien sus padres los acuestan, cuando están solos, los niños se levantan para jugar, e ignoran a sus padres.

La madre, presionada por sus obligaciones académicas y el padre apurado para disfrutar de sus propios juguetes, diario, computadora, trabajo atrasado, televisión, han consentido hasta ahora estas conductas de sus hijos para que los dejen tranquilo.

No solo los niños están cada día peor sino también la pareja se está resquebrajando, ya que Paloma siempre está cansada, se acuesta muy tarde y raramente se van a la cama juntos.

Cuando la situación se torna insostenible, Paloma consultar a un psicólogo.

Ella intuye lo que le está pasando pero no está dispuesta a realizar los cambios que se necesitan para terminar con los problemas, necesitando que otro desde afuera, analice la situación y le indique lo que ella ya sabe.

Paloma ha caído en el conflicto entre querer ser y deber ser y eso es lo que tiene que resolver para salir de la crisis.

Cuando se toma una decisión sin tener en cuenta las decisiones que se tomaron anteriormente, que fueron las que crearon un compromiso, como el hecho de ser padres, se produce automáticamente un conflicto; porque cada decisión, si es responsable obliga a hacerse cargo de las consecuencias, principalmente para evitar los sufrimientos.

Paloma estaba sufriendo y mucho, su casa era un caos, la relación con su marido no daba para más y su rendimiento en sus ocupaciones había disminuido debido al estrés.

El problema es consigo misma porque la obliga a postergar sus metas tan deseadas a favor de su familia.

Paloma felizmente decide no renunciar a su carrera pero si postergarla para más adelante, cuando las circunstancias se lo permitan; retomar el control de su casa, negociar con su marido para que él también asuma su propio rol y la ayude con las tareas hogareñas, que ella monopolizaba porque le parecía que él no las hacía bien; y disponer de un tiempo libre para relajarse y reanudar las relaciones con su pareja.