Aprende a controlarte. Claves para el autocontrol.
Somos seres humanos que nacemos con unos comportamientos reflejos innatos para adaptarnos al medio en el que nos tocará vivir. Succionamos para poder alimentarnos, orinamos cuando nuestra vejiga nos indica que está llena; gracias a ellos aseguramos nuestra supervivencia. Desde los primeros meses de vida, empezamos a realizar comportamientos aprendidos. Al principio, y a menudo a regañadientes, están bajo el yugo del control externos de los adultos de referencias, padres, entorno familiar, profesores. Ellos valoran nuestras conductas y deciden las consecuencias en forma de premios o castigos. Sin duda, es lo más lógico y lo más saludable.
Pero crecemos rápido, y, en teoría, deberíamos avanzar en el proceso madurativo asumiendo, progresivamente, un autocontrol que gestione tanto los comportamientos como las consecuencias derivadas de su (no) ejecución. En consecuencia, a mayor autocontrol, mayor madurez personal.
No obstante, a todos nos ha pasado que no conseguimos controlar todos nuestros comportamientos. En efecto, no se trata de una capacidad global sino dependiente de aprendizajes de unas habilidades delimitadas y unos recursos concretos que requieren actuar sobre dos aspectos fundamentales: el medio y los estímulos; y las consecuencias.
Acompáñame, pues, a recorrer la secuencia de acción para controlar tus comportamientos y emociones.
- Auto observarnos y autoevaluarnos
Los comportamientos y emociones “diana”, eso que hacemos o no hacemos o sentimos y que acaba por generarnos malestar, se convertirán en aquellos sobre los que deseamos actuar.
Haremos un autorregistro anotando detalladamente todo lo relativo a la conducta “diana” para disponer de una línea base sobre la que empezar a intervenir.
- Definir el objetivo
Es capital que los objetivos sean concretos, realistas, cuantificables, evaluables y delimitados en el tiempo.
En caso de que el objetivo final sea muy exigente, divídalo en metas pequeñas para asegurar su cumplimiento.
- Concretar consecuencias
Qué voy a obtener y de qué me voy a privar si llevo a cabo o no el comportamiento “diana”. El hecho de que sean inmediatas o demoradas influye mucho en nuestros comportamientos. El castigo demorado conduce a aprendizajes insuficientes, mientras que el premio inmediato favorece los mismos.
Está comprobado que aprendemos mejor y más rápidamente con refuerzos continuos, pero si lo que queremos que sean estables, precisan el nivel de refuerzo parcial, recibido sólo de vez en cuando.
- Establecer compromisos
Al involucrarnos de una manera tan profunda con nosotros mismos y/o con otras personas añadimos un incentivo en el proceso de adquisición del autocontrol
- Programar el cuándo.
Establece un calendario del Programa de Autocontrol sobre la conducta “diana” y síguelo tan fielmente como sea posible.
Como sugerencia, es muy práctico destinar un cuaderno exclusivo para llevar a cabo los Programas de Autocontrol. De esta manera, podrás llevar un seguimiento de todos tus logros gracias a los cuales tu percepción de autoeficacia no hará más que crecer, aumentando la probabilidad de que tu éxito en el siguiente reto se produzca.
Sin embargo, en casos que implican estados emocionales demasiado intensos y de larga duración no será suficiente tu diligencia. Resulta muy recomendable recurrir a un especialista en Psicología que determinará el tratamiento óptimo para tu situación. Él mismo valorará el momento en el que podrás seguir volando solo.