¿Cómo deben intervenir los adultos frente al Bullying?
El Bullying es un término anglosajón con el que actualmente se denomina a lo que antes se conocía como maltrato entre compañeros de escuela y que es análogo al acoso escolar
Se ha utilizado para estimular y generar campañas que ayuden a visibilizar estas cuestiones, muy naturalizadas anteriormente.
Era y es aún frecuente escuchar: “Eso pasó siempre, no es nada nuevo” o “El bullying es una moda”. Cuando la realidad es que aunque haya pasado desde siempre, no por eso tenemos que seguir naturalizándolo.
El bullying tiende a ser negado por el mundo adulto, porque aceptarlo implica tomar responsabilidad y acciones al respecto.
Es momento entonces de fomentar campañas que ayuden en el abordaje de estas cuestiones.
No es correcto dejar libremente que algunos niños golpeen o insulten a otros de modo sistemático, porque por algo hay una Institución donde están inmersos, y tienen padres que deben responsabilizarse por ellos.
Por esto, el rol de los adultos es sumamente importante en estos casos, tanto el de los padres como el de los maestros y educadores
Es fundamental trabajar en los límites. Los padres deben abordar estas cuestiones en casa, porque los niños y niñas reflejan en el ámbito escolar conductas asociadas a los modos aprendidos en la crianza.
Por esto, el primer paso es entender que los niños se posicionan en lugar de víctima o victimario no a propósito ni de casualidad, sino que son modos adoptados conforme a los propios influjos psicológicos y se debe trabajar con cada uno de los roles intervinientes.
Los padres deben intervenir desde la puesta de límites, la escucha, el acompañamiento y recurrir a las autoridades de la escuela para solicitar también su intervención.
Si los padres fomentan el despliegue de violencia en sus hijos, ésta se habilita y esta dinámica se transforma en un círculo interminable.
Es fundamental que los padres no entren en este mismo circuito y se mantengan en su rol de adultos, porque por querer proteger o defender a su hijo en consecuencia lo perjudican, poniéndose a su nivel y no operando como figura de sostén.
Aquí lo importante es que los adultos operen como tales, como sostén y límite, empleando acciones tendientes a producir un cambio en la situación pero no como partícipes directos inmersos en el conflicto.
El adulto debe funcionar como tope, límite a ese despliegue de pura satisfacción del niño/a. En la crianza esa es la función fundamental del límite, erigirse un tope para que el niño/a lo incorpore y logre manejar los propios impulsos.
En las escuelas es muy importante que haya adultos que observen estas situaciones. El bullying, si se observa, se advierte. Porque son acciones reiteradas y sostenidas en el tiempo.
Hay que intervenir cuando se observa una situación de acoso, hacerles saber a los niños que las autoridades están al tanto de la situación y que no lo aprueban.
Y generar trabajos grupales orientados a la reflexión, donde todos puedan experimentarse en distintos roles, potenciando la capacidad de empatía.
Además, es esencial trabajar en prevención concientizando a los padres sobre puesta de límites y aceptación de la diversidad en sus casas y trabajar estas cuestiones de modo grupal en las escuelas.
El Bullying se establece en una dinámica de grupo, donde participan por lo menos cuatro roles distintos: el victimario, la víctima, el colaborador y el testigo. Cada uno de los cuales están siendo ocupados por niño/as con ciertas características psicológicas. muchas de estas posiciones varían en distintos contextos: quién es victimario en un grupo puede, incluso suele, ser víctima en otro.
Es por esto que lo adultos deben intentar abstenerse de ser partidarios. Su rol consiste en ver la situación como una dinámica grupal entre niño/as, que están desplegando configuraciones psicológicas complejas y su función allí es intervenir adecuadamente: observando, escuchando, limitando y buscando ayuda.
La recomendación de terapia psicológica para los niños y niñas intervinientes en este tipo de dinámicas es aconsejable para poder trabajar con él/ella y su familia, abordando el trasfondo psicológico que predispone para adoptar determinada posición.