¿Qué hacer frente a síntomas de ansiedad o estrés?
En el artículo anterior hemos desarrollado acerca del porqué de la frecuencia, en la actualidad, de síntomas de ansiedad y de estrés.
Aquí se tratara de puntuar en líneas generales, cómo reconocer estos síntomas, y qué decisiones se deberían tomar en estos casos.
Muchas veces, detectar las señales que nos envía nuestro cuerpo no es tarea fácil. En el devenir de la cotidianidad y la rapidez de las actividades, muchos síntomas se pasan inicialmente por alto.
Al mínimo dolor físico se recurre a alguna medicación, y esto muchas veces se transforma en un hábito cotidiano.
Pero, como ya hemos hablado anteriormente, todo proceso iniciado en el plano inconsciente, sigue su curso, más allá de que queramos evitarlo.
Esto significa, que esta tensión o energía acumulada que está queriendo salir, va a seguir manifestándose, cada vez con mayor fuerza, hasta que las acciones necesarias se lleven a cabo.
Los síntomas de ansiedad y estrés son distintos, pero al variar de sujeto a sujeto, en muchos casos un mismo síntoma se puede adjudicar a ambas cuestiones.
La ansiedad se asocia con un monto de energía que supera un límite, pudiendo manifestarse tanto en el plano de las ideas: fluir de pensamientos muy veloz que genera confusión y angustia, como en el plano corporal: sensaciones fisiológicas como dificultad en la respiración, opresión en el pecho, sudoración, calor, o escalofríos, temblor en el cuerpo, mareos, incluso desmayo, nauseas y molestias estomacales.
Estos síntomas, se manifiestan en una crisis de ansiedad, pero más sutilmente se van manifestando inicialmente, pudiendo detectar que estamos ansiosos, antes de que el cuadro se complique aún más.
El estrés se manifiesta inicialmente mediante cansancio, agotamiento físico y mental, dolores de cabeza, dolores musculares, irritabilidad, confusión, tensión, excesivo temor y autocritica, los síntomas de ansiedad y de depresión pueden aparecer aquí, como indicio de estar sufriendo estrés, entre otros.
El estrés, prolongadamente, puede provocar un gran número de enfermedades psicosomáticas, entre las cuales se encuentran como ejemplos recurrentes la Psoriasis, y el Síndrome de Colon Irritable, aunque la lista es extensa y cada vez se encuentran más asociaciones entre el estrés y todo tipo de enfermedades.
Por eso es importante trabajar en escuchar los primeros indicios que nos anuncian que algo no está bien, que debemos detenernos o hacer algo al respecto.
La primera recomendación es por supuesto la de consultar con los profesionales: médico y psicólogo, para poder ir trabajando los síntomas iniciales.
En segundo lugar, es muy importante poder comunicar lo que nos está pasando con personas cercanas. La actitud misma de expresar que uno no esta bien, ayuda a que el entorno disminuya las exigencias y pueda colaborar a que esa tensión se reduzca.
Además, el hecho mismo de comunicarlo, sin pretender seguir como si nada ocurriera, profundiza la concientización sobre el proceso que estamos viviendo.
Por otro lado, y aunque parezca un gran cliché, es recomendable disminuir el tiempo invertido en lo laboral y el estudio, permitiéndonos realizar actividades de distensión.
En esto, cualquier expresión artística es muy importante, colabora a expresar y comunicar aquello que se está manifestando de manera automática. Nos ayuda a simbolizar, mediante otros recursos, distintos al habla, y permite que ese monto de energía acumulada pueda sublimarse.
La actividad física también ayuda, siempre que se realice de manera controlada y no en exceso.
Actividades como el Yoga y la Meditación, ayudan considerablemente, a disminuir la tensión y el fluir de pensamientos. Nos permite establecer una pausa en la rutina de actividades que muchas veces se vuelve caótica.
Es muy importante detectar estas señales a tiempo, para impedir que la problemática se agrave y, además, porque nos ayuda a reconocer el momento que estamos pasando, herramienta de introspección muy valiosa que nos servirá después para el resto de la vida.