Psicología
Inicio General Competencia en el grupo de pares.

Competencia en el grupo de pares.

Publicado por Lic. Maria V.

La competencia es muy frecuente en el entramado social en general y en el grupo de pares en particular. La sociedad actual nos encuentra con una gran vacío de sentido. Cuando quedamos frente a esa ausencia y la incapacidad de encontrar sentido a la vida misma o a lo que nos rodea, quedamos a veces en plena lucha de poder.

La competencia existe en la naturaleza, es instintiva. La lucha por el territorio, el dominio, la supremacía de unos sobres otros. La competencia y la lucha se erigen cuando lo que se observa es la rivalidad dicotómica entre uno y el otro. La supervivencia más primitiva que implica algo así como «es él/ella o yo» y no ambos. En esta puja de poder tan fuerte se observa una lucha entre egos, la necesidad de dominar al otro, ser superior o inferior.

El contexto de lucha implica la concepción de dos bandos contrarios, o dos individuos que de algún modo se enfrentan. El objetivo se instala en superar al otro, muchas veces sin registrar los medios y las razones por las cuales se hace.

El grupo de pares es aún más un terreno fructífero para la competencia, los celos, la rivalidad y la envidia. En los pares vemos un reflejo más cercano de nosotros mismos, edades y etapas de la vida similares, y pronto se balancean y se ponen en juego los logros de cada uno. Lo que el otro es y hace puede reflejarnos lo que queremos, o lo que no pudimos, e inmediatamente nos confronta con nuestros propios asuntos en relación a eso. Así como el fallecimiento de una persona de edad cercana moviliza por lo general temores asociados a la propia muerte, así también los logros o situaciones en la vida de otros en el grupo de pares pueden movilizar inseguridades o asuntos no resueltos.

La competencia es terreno del ego, del deseo y del temor. De la necesidad de superar a un otro o de sentirse, de otro modo, inferior. Es una característica, además, potenciada en el sistema de consumo y redes sociales de la actualidad. Las redes nos muestran máscaras, realidades ilusorias, idealizadas, que despiertan las más profundas miserias y frustraciones. El consumo, a su vez, nos pide tener más y ser «mejores» cada vez, poniéndonos enfrente modelos que se pretenden copiar o seguir. En este panorama es difícil no quedar capturados en estas luchas.

La competencia y la comparación se corresponden con los mecanismos de proyección. introyección e identificación que se ponen en juego. El otro nos refleja, se transforma en un rival a ser superado, deja por momentos de ser visto como amigo o compañero, alguien que mediante su recorrido puede enriquecer el propio, y para pasar a ser percibido como amenazante.

En estas dinámicas de opuestos, el otro es visto como el que encarna todos los males o como un ser perfecto al que se aspira a emular. En él se proyecta mucho de lo que el individuo no puede aceptar de sí mismo.

La competencia con los pares se trasciende cuando se trabajan los propios asuntos inconscientes y se aceptan las propias potencialidades. Esto nos ubica en un plano en el cual las dualidades no son excluyentes, se pueden aceptar los logros ajenos y también creer en los propios, y comprender que no se es inferior ni superior a nadie, sino que cada camino es singular y valioso.